El nuevo juego de Ken Levine está teniendo un desarrollo problemático, según Bloomberg
Ken Levine es conocido por una gran parte del público por ser el creador de Bioshock, una de las franquicias más influyentes en el mundillo y que dejó una enorme influencia en los juegos en primera persona. Pues bien, el creativo vuelve a ser noticia.
Como ya sabréis, el desarrollo de la última entrega de la saga Bioshock (Bisohock Infinite) fue algo más que complicado, ya que varios empleados habían sufrido crunch durante el proceso. Esta situación llevó a Levine a cerrar Irrational Games y a fundar un nuevo estudio más pequeño, llamado Ghost Story Games, pero bajo el amparo de Take-Two. Con la creación de dicha desarrolladora, la intención era la de evitar que a Levine se le fuese de las manos la dirección hacia sus empleados y sus proyectos, pero parece que la cosa no ha salido tal y como pretendía el creador de Bioshock.
Según explica Jason Schreier en Bloomberg, que ha podido hablar con varios ex-trabajadores del estudio y con otros que siguen a día de hoy en la compañía, el desarrollo de su nuevo proyecto está siendo «un infierno». Al parecer, uno de los motivos de la mencionada situación sería la importante dificultad de Levine a la hora de dirigir a sus empleados, así lo han indicado tanto los ex-empleados y empleados que han hablado de forma anónima con Schreier.
Tal y como escribe Schreier en Bloomberg, el nuevo trabajo de Levine con su equipo de Ghost Story Games incluiría algo llamado «narrative Lego«, algo que podría ofrecer una experiencia única para cada jugador y un concepto sobre el que empezar a construir el resto del juego. Aun así, parece que el creador de Bioshock es incapaz de tener una buena comunicación con sus trabajadores, algo que es evidente cuando sabes que el trabajo de varios días y meses acaba siendo rechazado por algún cambio de idea de última hora.
«Los empleados de Ghost Story Games invertían semanas o meses construyendo componentes para el nuevo juego, solo para que Levine los desechara. Los gustos de Levine cambiaban ocasionalmente tras jugar a un indie importante, como Dead Cells o Void Bastards, e insistía en que algunas características fueran revisadas para emular esos juegos. Ex-trabajadores dicen que los cambios constantes eran desmoralizadores y se sentían como un obstáculo en sus carreras«, esto lo podéis leer en el artículo de Bloomberg.
Parece que la confianza brindada por Take-Two, que se tradujo en una libertad desmedida, la falta de plazos concretos y la gran ambición de Levine, que parece no ser demasiado consciente de las limitaciones que puede suponer trabajar con un equipo más pequeño, han terminado por lastrar el desarrollo de un proyecto bastante esperado. Además, hay que tener en cuenta que al no haber terminado el mencionado proyecto muchos empleados no pueden añadir muestras a sus portfolios, por lo que buscar un nuevo empleo se convierte en una tarea más que complicada.
Por suerte, por introducirlo de alguna manera, en el reportaje de Bloomberg también hemos podido conocer algunos detalles del «infernal» proyecto de Ghost Story Games. Este, como dijó Levine hace ya un tiempo, se parecería a sus antiguos trabajos, aunque ahora también sabemos que se trataría de un shooter de ciencia ficción ubicado en una estación espacial, en la que convivirían tres distintas facciones. También se ha dado a conocer que, según las decisiones que tomemos durante la partida y los diálogos que elijamos, estas facciones pueden actuar como aliadas, enemigas o neutrales. Y, por supuesto, todo esto haciendo uso de la «narrative Lego» que hemos mencionado antes.
Este proyecto sin nombre estaba previsto para el otoño del año 2017, por lo que ya ha llovido lo suyo, pero con todo lo comentado antes (el caos creativo de Ken Levine) el desarrollo se ha visto innecesariamente alargado. Al menos, como se indica en el propio artículo, Ghost Story Games va por buen camino con el desarrollo del juego, pero parece que el título no estaría preparado hasta dentro de dos años.
Visto lo visto, parece bastante difícil sacar algo en claro, y más si tenemos en cuenta que el bueno de Levine se puede levantar mañana con el cable cruzado y mandar a la basura el trabajo cosechado en los últimos meses. Habrá que ver cómo avanza el propio desarrollo y el estado del estudio.