El rechazo a los videojuegos

El día a día de los amantes de los videojuegos

Independientemente de tu edad, si te gustan los videojuegos seguro que has vivido momentos en tu vida en los que te han discriminado por ello, ya sea que se han reído de ti, te han puesto motes, o directamente te han agredido físicamente por la simple razón de que te guste este gran medio. Todo esto me ocurrió a mí, y por ello me he decidido a escribir sobre el tema.

No paro de escuchar en las noticias, y de leer en los distintos periódicos digitales, que nuestra sociedad está avanzando hacia la inclusión total, sin embargo, y por experiencia propia, sé que esto no es así. Decimos que lo diferente es respetado, pero te encuentras con personas en Twitter que te ridiculizan por la simple razón de que te gustan los videojuegos.

Creíamos que el discurso caduco de que los videojuegos violentos generan violencia estaba ya acabado, enterrado, como las copias del infame E.T. de la Atari en el desierto de Colorado, pero aun así seguimos viendo a políticos y personas influyentes sacando los mismos argumentos para justificar, de forma infame, la incompetencia de nuestra sociedad.

En Estados Unidos es más fácil, en ciertos casos, conseguir un arma que un coche, pero para el anterior presidente de este país, Donald Trump, la culpa de que haya tantos tiroteos en su país es de los videojuegos violentos como Grand Theft Auto. Que se inculque desde las casas a los niños que las armas son buenas no es el problema, y sin embargo que puedas comprar un videojuego de este estilo sí lo es.

Tengo totalmente claro que este señor, que por cierto, ojalá nunca vuelva a ostentar un cargo público, no va a leer esto, pero aun así me gustaría dedicarle unas palabras. Señor Donald Trump, creo que hablo en nombre de la mayoría de videojugadores cuando que todos hemos jugado en nuestra infancia a títulos violentos, como es el caso de la saga Grand Theft Auto o la saga God of War, y ninguno hemos salido con un tanque a la calle, ni nos hemos vengado de nuestro padre y de toda su familia, ni nada por el estilo, así que si quiere arreglar el problema de los tiroteos en su país sería buena idea revisar la ley que habla sobre la compra y manejo de armas de las personas de a pie.

Me gustaría dejar claro que todo el problema del odio, o por decirlo de una manera más suave, el rechazo hacia los videojuegos, no es solo culpa de los políticos, también tenemos que hablar de los supuestos expertos en la materia.

Sí, está claro, no todos los que se hacen llamar expertos son unos farsantes, hay gran cantidad de personas que sí son psicólogos, y que sí han dedicado su vida a estudiar este tema, pero los que más ruido hacen son aquellos que no tienen ni idea, y que van a programas de la tele para contar barbaridades.

Hay innumerables ejemplo de personas expertas que acuden a programas de televisión para contar absolutas falacias, pero voy a hablar del más reciente, el caso de un psicólogo, que supuestamente es experto en la adicción a los videojuegos, que fue a un programa de televisión muy conocido de las mañanas. Este señor dijo, sin tapujos, que los videojuegos de hoy en día fomentan la adicción, así como el gastarte cantidades ingentes de dinero para poder progresar, algo que tiene parte de verdad, pero que deja totalmente de lado un sector mayoritario dentro de los videojuegos.

Sí, es cierto, hoy en día los videojuegos que más ruido hacen son aquellos que son así, multijugadores online en los que hay microtransacciones, sin embargo, y a pesar de que sean los más jugados, si tenemos en cuenta la cantidad de títulos que salen al mes, estos son parte de un sector minoritario dentro de la industria. Pero esto no fue lo único que dijo este supuesto experto.

Más adelante en la entrevista dijo, sin ningún pudor, que los padres deberían prohibir a sus hijos jugar cualquier videojuego, independientemente del tipo de videojuego que se trate, o la situación personal del hijo. Y voy a ser sincero, cuando dijo esto me puse en la situación en la que mis padres me hubieran prohibido jugar videojuegos cuando yo estaba en la escuela primaria o secundaria, y creo que muy probablemente hubiera entrado en depresión. No por el hecho de no poder jugar videojuegos, sino porque estos, en aquella época, me servían para evadirme de todo lo que ocurría en mi vida, de lo mal que lo pasaba en la escuela por culpa de 4 imbéciles que me hacían la vida imposible, y perdonad la palabra, pero no se me ocurre otra manera de nombrarlos. Además de que cuando peor lo estaba pasando, estos videojuegos, que son el demonio para este hombre, me ayudaron a encontrar amigos, gente con la que comparto el amor por el medio, y todo esto me lo han dado los videojuegos, y no los programas de televisión morroñosos en los que viven de soltar falacias, sobre cosas que ni siquiera entienden.

Claro que los videojuegos producen adicción, como cualquier cosa en la vida, y claro que hay que hablar de ello, pero poner el foco directamente en los videojuegos como conjunto es crear un alarmismo innecesario e interesado. Interesado porque no olvidemos que este señor lo que tiene para ser considerado experto es una agencia de desintoxicación de las nuevas tecnologías, entre las que se incluyen, por su puesto los videojuegos, y por tanto si un padre o madre escucha sus palabras puede llegar a considerar el ingresar a su hijo en la agencia de este señor, sin que su hijo tenga de verdad una adicción, simplemente juega de manera normal. De manera que esta persona se lucrará a costa de la desinformación y el alarmismo social, algo que me parece, como poco, repugnante.

Me gustaría terminar dando un mensaje un poco más comedido del que dio este señor. Los videojuegos pueden llegar a la adicción, y claro, hay que controlar las horas que tus hijos pasan con un mando delante de la televisión. Pero los videojuegos también pueden hacer mucho bien, y muchos de nosotros somos ejemplos vivientes de ello, por lo que este mensaje de que los videojuegos son el mal, y deberían ser prohibidos resulta, de hecho, bastante sectario por la parte que imparte estas creencias.