Cuando en 2009 hice frente a Bayonetta, tuve muchos sentimientos encontrados. No recuerdo qué es lo que esperaba de la nueva obra del creador de Devil May Cry, Hideki Kamiya, pero sin lugar a dudas no esperaba para nada lo que terminó siendo, y aún menos que, finalmente, con la tercera entrega de la saga protagonizada por Cereza (nombre real de Bayonetta para los que vayáis perdidos) llegara a ser una de las obras culmen del género y una de las más especiales que haya tenido el placer de experimentar, pero eso es adelantar acontecimientos.
Bayonetta 3 es un «Hack & Slash» de corte japonés desarrollado por Platinum Games y dirigido por Yusuke Miyata. En este título volvemos a ponernos los ostentosos tacones-pistola de una Bayonetta. El hecho de elegir «una» como artículo no es al azar, pues desde el principio se nos deja claro que esto va de multiversos y, por lo tanto, somos una de muchas.
A decir verdad, estoy, quizás, algo saturado de multiversos. Cada compañía quiere su propio universo, tanto en películas y videojuegos y, a menudo, quizás demasiado a menudo, se utiliza el multiverso como forma de aportar variedad de diseños, situaciones y estructuras que no necesiten una conexión ni justificación para existir más allá de el «es que es de otro universo». Esto, a mi parecer, genera cierta pereza a la hora de crear nuevos mundos, pues solo los utilizan para dar dos pinceladas anexas a un producto que va de salto en salto. En esta ocasión, en Bayonetta 3, no me ha disgustado la idea, pero si hubiera preferido otra forma de cerrar la saga que no se haya visto sobreexplotada durante los últimos años. Con la retahíla echada, procedamos a comentar el juego.
Una aventura para el recuerdo
Si bien es cierto que Bayonetta no se ha caracterizado nunca por su gran capacidad narrativa, si ha habido una conexión clara y definida entre los diferentes juegos que nos han dado, aunque de forma algo sutil, la historia de la muerte de Baldur que provocó el Ragnarok, pasando por el Fimbulvetr. Esta conexión general basada en la mitología nórdica se ve envuelta por la historia de las brujas y los sabios y su eterna lucha junto a demonios y ángeles, algo bastante que, aun siendo clásico, aporta al título de una atmósfera y apartado artístico bastante variopinto.
Tras una escena inicial que, como viene siendo habitual en la saga, podría pasar por una fase final dada su espectacularidad que, en esta ocasión, puede ser la más asombrosa de la saga (que no es poco decir), Cereza, con un nuevo diseño que, si bien no me ha disgustado, prefería el de su segunda entrega, se enfrenta a una nueva amenaza: los Homúnculos.
Estos seres están creados y gobernados por una entidad interdimensional que está destruyendo todos los universos posibles y parece ser que Cereza es la única capaz de detenerlo. Aunque no estará sola, pues una de sus principales compañeras vuelve a aparecer, en esta ocasión, en forma jugable: Jeanne, que protagonizará el que es, para mí, uno de los momentos más hilarantes de la franquicia, al presentarse casi como si de una introducción de James Bond se tratase.
La mayor adición a Bayonetta 3, sin precedentes para la saga, ha sido la inclusión de un nuevo personaje jugable: Viola, una chica de otro universo que viene a advertir a Bayonetta sobre el peligro que acecha y a intentar desenredar el entuerto multiversal en el que se han visto envueltos. Cargada con una katana, kunais y el asombroso y no tan dulce gato Cheshire (el gato risón, para los que venimos del País de las Maravillas de Alicia).
Bayonetta, puedes tomarte un respiro, tenemos compañía
Viola, junto a su compañero Cheshire no solo funcionan como una chispa que enciende la mecha de la aventura de Bayonetta 3 (y un cierto alivio cómico), sino que funcionan de manera similar a lo que podíamos encontrar con Nero en la archiconocida saga Devil May Cry: un personaje que si bien no sustituye del todo al personaje principal, pues este tiene un peso en la saga demasiado grande y un cambio repentino haría que los fans montasen en cólera, si llega para servir de apoyo a un cierto cambio que, aunque no se da del todo en este título, está presente en el juego.
Viola, a diferencia de Cereza, no cuenta con un elenco de armas tan disparatadas ni variadas, es más, solo tiene una, la katana, que se complementa con unos kunais (que funcionan a modo de «pistolas» o armas a distancia) y el gato Cheshire que podremos convocar durante el combate, tanto en mitad de los combos como con la nueva mecánica de control, de la que hablaremos en profundidad más adelante. Además, el esquive de este personaje es más bien escaso, por lo que deberemos hacer uso del ya clásico «parry» con la katana para poder entrar en el clásico «tiempo brujo» de la saga.
Por otra parte, aunque no menos importante, tenemos a Jeanne, que juega un papel algo más sencillo dentro de la historia. Mientras que Cereza y Viola están saltando de un universo a otro, Jeanne busca a un científico que, según la chica de la katana, conoce los viajes entre universos y puede ayudarlos a derrotar a Singularity, nombre del enemigo del título. Jeanne cuenta con sus propias fases o «niveles intermedios» en los que debe avanzar por unas instalaciones haciendo uso de sus habilidades y transformaciones mientras derrota a los homúnculos en una suerte de juego en 2D de infiltración que podría recordar fácilmente a un juego más propio de recreativas clásicas, aportando esa dosis de variedad tan marcada de Platinum Games.
Peleas entre Kaijus
Si algo caracteriza a Bayonetta es el escandaloso gusto y satisfacción por la espectacularidad. Cada evento, cada jefe e incluso la amplia mayoría de combates con los que nos encontramos superan, a menudo, la lógica humana. Una de las razones por las que la escala de Bayonetta 3 supera a la de otras entregas es la inclusión de una nueva mecánica llamada «demonio esclavo«. Para los que no estén muy enterados de las mecánicas propias de la saga, al finalizar algunos combos (o durante los mismos) invocabamos fragmentos, extremidades de distintos demonios (según el arma que llevásemos equipada) con la que efectuábamos ataques finales que lanzaban a nuestros enemigos por los aires, los cortaban en trozitos entre otras salvajadas. En esta ocasión, además de que esta mecánica sigue vigente, se ha añadido otra pieza al tablero.
Ahora, con nuestro medidor característico de «magia» podemos invocar a los demonios de cuerpo completo y usarlos como nos plazca mientras Cereza se marca unos pasos de bailes que dejan con la boca abierta (más tarde lo comentaré en profundidad). Cada arma (que por cierto hay una ingente, descomunal y esperpéntica cantidad de ellas) podemos transformarnos en un demonio con el que realizar combos y movernos por el escenario e incluso invocar a los demonios que nos las proporcionan. Como si de un combate de Kaijus (bestias gigantes propias de la cultura japonesa) se tratara y, tal y como experimentamos en Astral Chain, anterior juego de la compañía, podemos invocar uno de los muchos demonios de los que disponemos, tanto apretando el gatillo cuando se nos antoje o al final de un combo, Bayonetta brillará en morado y podremos sacar el demonio con el mismo botón, solo que, en este caso, lanzará un combate instantáneo que provocará graves daños en los enemigos.
Dada la naturaleza ágil de Bayonetta, uno podría pensar que el invocar gigantescas criaturas, que van desde un dragón gigante, a una araña, pasando por distintos tipos de aves, pausaría el combate en pos de cierta dosis de espectacularidad, pero nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que esta mecánica ha sido implementada de tal manera que crea una situación de riesgo-recompensa (Bayonetta, en el momento de invocar, utiliza su pelo, por lo que queda desprotegida ante los golpes) ultrasatisfactoria y espectacular que puede desarrollarse en cuestión de 1 o 2 segundos, y, al menos en mi caso, no lo he sentido tosco ni lento.
Por supuesto, destacar que, al llegar al final de cada grupo de capítulos, nos enfrentaremos a un jefe final de sección en el que se despliega todo el potencial del juego. Deberemos hacer uso de todas nuestras herramientas en un combate trepidante que culmina en una invocación suprema y gigantesca (si, más de lo que ya era, con bestias de hasta cientos de metros) que darán lugar a algunos de los mejores momentos que he experimentado en un videojuego.
Parecería todo perfecto, pero…
De acuerdo, admitámoslo. Bayonetta 3 no es perfecto. Básicamente como el 100% de los títulos que existen y existirán. Hay ciertas secciones del juego que, quizás, han pecado de ser demasiado extensas. Dado el cambio en la naturaleza del diseño de niveles y un interés de parte del equipo desarrollador, Platinum Games, por aumentar la escala y la exploración de sus escenarios (ya lo vimos en Astral Chain) como una especie de intento por recuperar la esencia de aquel juego de culto conocido como Okami, hace que, si bien la exploración a menudo se agradece y se siente muy satisfactoria, hay ciertos momentos muy concretos en los que quizás se hizo más cuesta arriba de lo necesario.
Por otra parte, la inclusión de un lore (trasfondo para los amigos) denso y detallado dentro del universo de Bayonetta se veía necesario, pero este queda resumido en un conjunto, bastante llamativo, de libros, cartas, notas y recuerdos tan vagos y abiertos a la interpretación que llega a sentirse cansado el intentar dilucidar lo que el título pretende contarte. Además, que se suma la clara intención de abrir caminos narrativos y personajes que, aunque no lleguen a ejercer ningún papel de peso en Bayonetta 3 (o incluso ni aparecer), si los llegarían a desarrollar en una cuarta entrega de la saga. Lo que me hace preguntar el porqué de su inclusión escueta con apenas una frase mencionando un suceso que tendrá lugar en otra entrega. Es como una especie de reminiscencia futura, pero sin alma.
Por último aclarar que, pese que la inclusión de Viola como personaje jugable me ha encantado y considero que es una buena adición a la saga, aún queda mucho por hacer. El personaje no es tan ágil como Cereza, por lo que cuenta con un nuevo sistema de «parry» con el que activar el «tiempo brujo«. Pese a una reciente actualización que arregla parte del problema (una ventana de acción para el parry excesivamente corta), muchos enemigos tienen un diseño claramente pensado para el personaje de cereza, tanto para sus ataques como para sus movimientos, por lo que este personaje, a menudo, queda en tierra de nadie y se dificulta más de lo necesario algún que otro combate. Como adición, destacar que, mientras que Cereza cuenta con un arsenal que desafía toda lógica, Viola cuenta unicamente con una katana, kunaisy a modo de ataque a distancia, y Cheshire como demonio adjunto, lo que resulta en un, incluyo el personaje, pero «ya lo desarrollaré en otra entrega», así que, aquí, queda en tierra de nadie.
Una verdadera carta de amor al género, la saga y los fans
Bayonetta 3 no es perfecta, pero es una clase magistral de cómo acabar una saga. Digo acabar una saga no a modo de spoiler, sino como una intención narrativa propia del título. La saga de los «ojos del mundo» ha terminado y parece que en otras entregas se continuará por otros lares. Si bien hemos hablado de todo lo que engloba a los personajes, narrativa y jugabilidad de Bayonetta 3, no hemos mencionado dos apartados que se encuentran a un nivel más que reseñable: la música y los gráficos.
El apartado sonoro del juego cumple, no es perfecto, pero se desarrolla perfectamente en cada instante del juego y ayuda perfectamente a la inmersión. En cuanto a la Banda Sonora Original (BSO), si bien no tiene temas tan memorables como los que tenía la segunda parte, si creo que, en sí, están mejor desarrollados. Acompañan mejor a cada escena, cambiando de instrumentación y de estilo dando un giro de 180º dependiendo del personaje e incluso variando según las escenas, por ejemplo interrupiendose y cambiando con los diálogos (un golpe, una broma, una frase más seria de lo habitual). Sin duda alguna un trabajo bastante reseñable y, a mi parecer acertado el cambio, por parte del que es su compositor, Naofumi Harada.
Respecto al apartado gráfico, el juego, en ciertos momentos (sino todos) cuesta aceptar que estamos jugando en una Nintendo Switch (en mi caso jugué la mayor parte en el modo portátil de Switch OLED, lo que fue espectacular como poco). De acuerdo, es cierto que en momentos destacados se nota cierta bajada (bastante) de la resolución para poder mantener la gran fluidez de la que dispone el título, pero aún así mira de tú a tú a muchos títulos del género gracias a su gran optimización, apartado artístico y animaciones sin parangón.
Ah, las animaciones. Que decir de este apartado del que, a menudo, prescindimos en pos de unos gráficos con texturas de altisísima resolución… Bayonetta 3 simplemente y sin menor atisbo de dudas, cuenta con algunas de las mejores animaciones que he visto en un videojuego. Desde videos, hasta cada combo, invocaciones, animaciones entre los distintos tiempos de los combos y, tenía ganas de comentarlo, la inclusión de un coreografo para las escenas de baile, Bayonetta es simple y llanamente una oda a la alegría, al detalle y el buen hacer. Hay pocos momentos en los que me he tenido que levantar del asiento de la emoción que me ha generado un título (Metal Gear Solid 4, Shadow of the Colossus, Death Stranding), pero este ha sido uno de ellos. Las coreografías finales, tanto la de Cereza a solo, como la conjunta son tan especiales, no solo por la gran actuación y animaciones desarrolladas con captura de movimiento, sino por la significación del momento (el culmén de toda una saga), simplemente me dejó con la sangre helada.
Conclusión final
Bayonetta 3 es sin duda alguna un juego que, en el caso de tener una Nintendo Switch, debe estar en tu estantería. Es uno de los juegos más potentes del catálogo de la consola (y de fuera de la consola de Nintendo) y, en el caso de que seas un amante del género o simplemente una persona que disfruta con juegos de acción, deberás prestarle especial atención.
Si bien hay cosas que, por su claro interés en la continuidad de la saga, no se explican o no se encuentran del todo desarrolladas, provocan cierta sensación de «sobrantes» en el título de Platinum Games y, aunque no es tan llamativo como pudiera parecer, afea un título que, claramente, podría haber rozado la perfección con la punta de sus dedos.