Es curioso, en 2020 tuvimos el esperado y catastrófico estreno de Cyberpunk 2077, juego que salió con tantísimos fallos que prácticamente era injugable. Casi al mismo tiempo salió un doble A con la misma estética, pero que todo lo que hacía, lo hacía increíblemente bien, este juego era obviamente Ghostrunner. Pues ha llegado 2023 y muchos tendremos una sensación de Déjà vu. Hace unas semanas tuvimos el estreno de Phantom Liberty, la redención del estudio polaco y en breve tendremos la secuela de ese Ghostrunner, juego con el que el estudio One More Level quiere dar un salto de calidad, te lo cuento todo:
Una historia que vuelve a quedarse a medias
Vuelve la ambientación Ciberpunk en su máximo esplendor, vuelven esos escenarios distópicos llenos de neones, vuelve ese lore, esas facciones, ese universo increíble y vuelve esa historia pobre y simple que desaprovecha en su totalidad un mundo que daría para mucho más. Soy muy consciente que nadie juega a Ghostrunner por la historia, pero permíteme la queja.
Además, está claro que el estudio quiere dar un paso más en este aspecto, lo demuestra con un mayor número de conversaciones (Incluso dan opciones de diálogo), más personajes, misiones más cinematográficas, pero luego cometen fallos de la primera parte. Incluso subo la apuesta, calcan la historia de ese Ghostrunner de 2020. Sí, cambian villanos, pero realmente nos están contando lo mismo, las intenciones de estos nuevos malos malosos son las mismas. Además, la forma de contar esta historia vuelve a ser algo confusa, no ayuda que gran parte de los diálogos sean en mitad de la acción, lo que hace completamente imposible enterarte de la mitad de lo que nos están contando. En fin, oportunidad perdida en este aspecto, pero vayamos a la importante.
La jugabilidad, y aquí tenemos un poco luces y sombras, que no se me entienda mal, el juego es fantástico y sigue manteniendo la jugabilidad alocada del primer juego: Todo te mata de un toque, pero como contraparte, contamos con vidas infinitas y puntos de control abundantes. Sigue siendo una especie de Hotline Miami o Katana Zero hasta las trancas de esteroides. Mantiene la mezcla perfecta entre plataformas y combate, con escenarios imposibles y enemigos puestos al milímetro para que el más sutil error nos haga cargar partida.
La barra de stamina es una de las novedades más destacadas de esta secuela
Hablando de las novedades de esta secuela, la más destacada es la inclusión de una barra de stamina y de un botón de bloqueo. La estamina se gastará si nos mantenemos en guardia y vamos bloqueando balas o espadazos, pero también la usaremos para la especie de tiempo bala que existe en el juego y para los dashes o impulsos. Gestionarla es relativamente fácil, además el sistema de bloqueo facilita realmente las cosas con respecto a la primera parte. También vuelven las habilidades, como el shuriken o alguna que otra que no quiero desvelar, las cuales gastaran energía y racionarla en los combates será de vital importancia.
Adicionalmente, tendremos varias habilidades definitivas, algunas demasiado poderosas, que, otra vez, facilitan mucho el juego. Es fácil abusar de estas nuevas características y no os voy a engañar, el juego me ha parecido bastante más accesible que la primera entrega, algo que no es por sí malo, pero sí que elimina algo de la esencia que tenía el Ghostrunner original. Dicho todo esto, el juego se sigue sintiendo increíblemente divertido, igual el grado de satisfacción que sentías con la primera entrega, sí que lo pierde en parte, pero lo sustituye por una variedad de situaciones mucho mayor.
Los niveles en moto son de los momentos más espectaculares de la aventura
No hay que dejar de hablar de los nuevos niveles a los mandos de una espectacular moto, los cuales tienen momentos que de verdad son los típicos niveles Over The Top propios de sagas como Uncharted. Pero también otros niveles no acaban de casar tan bien con el resto de la aventura, incluso llegan a entorpecer el ritmo de la misma. Los jefes finales siguen siendo escasos pero muy bien planteados, y son los verdaderos desafíos de este Ghostrunner 2.
Antes de pasar al siguiente apartado, no quiero dejarme el sistema de talentos, completamente rediseñado. Si recordáis, el primer juego tenía una especie de Tetris donde tenías que ir encajando las habilidades o mejoras para poder ir usándolas. En esta secuela se ha optado por un árbol de talentos mucho más tradicional pero igualmente efectivo. Hablando de los coleccionables, los mapas están repletos de ellos, desde los típicos registros de audio a diferentes skins o aspectos de nuestras armas. Además, muchas de estas se podrán desbloquear en una especie de misiones, parecidas a los cálices de Bloodborne, donde tendremos que terminar una serie de niveles de combate o plataformas para obtener estos desbloqueables.
En total la aventura me ha durado unas 8 horas, habría que sumar varias más si queremos desbloquear todos los extras, siendo una duración algo por encima que la primera aventura.
Mantiene un uso de la luz increíble, con unos escenarios interiores de gran calidad
En el apartado gráfico, Ghostrunner 2 vuelve a utilizar el popular Unreal Engine 4, aunque esta vez una versión potenciada respecto al primer juego: Texturas más definidas, escenarios más detallados y extensos y mejor empleo de la luz, con especial mención a la utilización del Ray Tracing. Como en el resto del juego, se nota en lo que el estudio está cómodo: En los escenarios dentro de la torre, con ese tono Ciberpunk más reconocible, el juego se ve precioso, pero en los mapas más abiertos el juego baja un poco el nivel. Además, en las nuevas zonas donde conversamos con otros personajes y tenemos planos más cortos, se nota que el diseño facial es de generación pasada.
Hay que mencionar, que en la versión de PS5, hay 3 modos gráficos, uno con 4K y RT, pero a 30 FPS, otro en el que se prioriza los 60 FPS por encima de la resolución. Y un tercero, que se está volviendo muy habitual en los juegos recientes, en el que se podrá llegar a un mayor número de FPS, pero será necesario un monitor o TV compatible con los 120 Hz. En los 3 modos hay caídas de FPS, sobre todo en una zona, que es mucho más amplia que las demás, el juego llega a tener bajones considerables, aun así decir que el juego funciona bien en la mayoría de la aventura.
La banda sonora, al igual que el primer juego, es espectacular, vuelve el estilo synthwave y vuelve Daniel Deluxe, aunque esta vez acompañado de otros artistas como Arek Reikowski o Dan Terminus. La música casa tan bien con el movimiento de nuestro ghostrunner y con la ambientación de los escenarios, que la mezcla que se forma es realmente increíble. Comentar que el juego cuenta con voces en inglés pero con todos los textos y menús traducidos al castellano.
Conclusión final
En conclusión, una secuela que es básicamente un más y mejor en toda regla, pero con varios cambios, sobre todo en jugabilidad. Es posible que estos no gusten tanto a los fans, sobre todo por el aumento de la accesibilidad del juego. En todo lo demás es un salto de calidad en todos los apartados: Mejores gráficos, escenarios más variados y complejos, combates de jefes increíbles, una banda sonora, que al igual que la primera parte, es soberbia y muchas, muchas muertes.
Por el lado malo, una historia que parece un calco de la primera entrega, simple y con muy poca ambición. En fin, si fuisteis fans de la primera entrega podéis ir sin miedo, esta os va a encantar. Para los nuevos usuarios que no jugaron al primer juego, posiblemente este sea una puerta de entrada algo más fácil que el Ghostrunner original. La versión analizada es la de PS5 gracias a una clave proporcionado por 505 Games, estando también disponible en Xbox Series y PC.