Todo el que me conozca sabrá que tengo cierta debilidad por los juegos con ambientación japonesa clásica. No por nada uno de mis juegos favoritos es Sekiro: Shadows Die Twice, y por supuesto uno de mis exclusivos favoritos de PS4 preferidos fue Ghost of Tsushima. Esto me lleva irremediablemente a enamorarme, y por supuesto querer disfrutar al 100% de Rise of the Ronin, el último juego de Team Ninja, reconocidos recientemente por saga Nioh y por Wo Long: Fallen Dynasty.
Como buen fan de los juegos soul, he jugado todos los últimos títulos del estudio, y por supuesto Rise of the Ronin no podía ser menos. Gracias a PlayStation he tenido la oportunidad de jugar en profundidad esta nueva apuesta del estudio, la cual se aleja bastante de lo ofrecido con sus anteriores trabajos, pero que prometía bastante. A continuación te ofreceré mis conclusiones finales, y desde ya te adelanto que he terminado enamorado de su combate y mundo, pero no tanto de su estructura.
Ágil, divertido y accesible
Si algo caracteriza a los juegos más recientes de Team Ninja es la dificultad. Estamos hablando de juegos souls, y, por tanto, el reto es un elemento imprescindible. Esto llevaba a que fuera totalmente inviable introducir un selector de niveles de dificultad, dado que la misma era parte central de la experiencia. Aun así, en muchas ocasiones esto conseguía que ciertos usuarios tuvieran una gran barrera de entrada en sus juegos, que por lo demás eran prácticamente impecables. Todo esto nos llevaría a pensar que este nuevo juego, que hereda bastante de sus predecesores en lo jugable, también tendría esta limitante, pero para alegría de muchos esto no es así.
Ya no estamos ante un juego soul, sino ante un título de acción y aventura en mundo abierto, con algunas mecánicas de soul. Por ejemplo, seguimos contando con las clásicas hogueras -que por supuesto tienen otro nombre- y en ellas puedes recuperar vida, además de servir como puntos de viaje rápido. Asimismo, nos encontramos con que tenemos un aguante predeterminado, el cual será un gran limitante, pero más allá de esto carece de elementos de estos juegos. No solo es más sencillo de dominar que sus predecesores, sino que además cuenta con un selector de dificultad, y desde ya os adelanto que tras probarlo para cerciorarme, tengo totalmente claro que la opción más sencilla peca incluso de ser excesivamente fácil, permitiéndote enfrentarte a enemigos que sobrepasan mucho en nivel.
Aun así, esto no quiere decir que no puedas tener un reto. El sistema de combate es muy ágil y divertido, especialmente si te centras en katanas, pero presenta ciertos retos importantes, obligándote a dominarlo para enfrentarte a ciertos enemigos. Esto, por supuesto, suponiendo que escojas una dificultad intermedia, la cual no es sencilla en absoluto. Personalmente, debo decir que aprendí por las malas, que no es buena idea enfrentarse a zonas o misiones de más nivel que el que tenía.
Rise of the Ronin claramente sabe que necesitas de cierta práctica para poder superar ciertos compases de la historia -como ya he señalado- y por eso hace uso de los clásicos campamentos de enemigos de los juegos de mundo abierto. La estructura de su mundo la trataré más adelante, pero en este caso me quería parar para dar un punto de vista interesante. Puede que esta clase de zonas, que se van complicando conforme avanzas en la aventura, sean algo clónicas, y reminiscentes de una clase de juego de mundo abierto que se puede sentir caduco hoy en día, pero claramente hace un excelente trabajo en acostumbrarte a su sistema de combate. Por ponerlo de manera sencilla, muchas veces estas zonas actúan como una especie de anticipo de lo que nos encontraremos en la historia principal, lo que nos ayuda a acostumbrarnos a un sistema de combate que exige mucho de nosotros, pero que también recompensa mucho la capacidad de evolución del jugador. Esto es especialmente notable si nos centramos en el hecho de que nos enseña a tratar con multitudes, siendo este el primer problema que me encontré cuando empecé a jugar las misiones principales de Rise of the Ronin.
Una estructura anticuada pero funcional
Ahora vengo a dar la contraparte negativa, y es que es totalmente innegable que la estructura del mundo abierto de Rise of the Ronin está anticuada, incluso para los estándares de los mundos abiertos guiados actuales. Durante las primeras horas es bastante divertido, dado que sientes que tienes muchas cosas que hacer y gran cantidad de opciones disponibles -más allá de la propia historia principal- pero el problema llega más tarde. Por poner de nuevo el foco en los campamentos de enemigos, la realidad es que cuando llevas cierta cantidad de horas se siente repetitivo y clónico, a pesar de que al subir el nivel recomendado también nos encontraremos con algunos obstáculos nuevos.
Quizá sea una forma algo brusca de comentarlo, pero el mundo abierto de Rise of the Ronin no se siente como una pieza más del puzle que es el juego, sino que más bien es un escenario para todo lo demás. Los objetivos secundarios en muchos casos se sienten como parte de una lista de la compra ficticia, la cual han ido tachando para poder decir que tienen contenido para dar y regalar. Muchos son imaginativos, sí, como los gatos a los que tienes que acercarte en sigilo o las fotos que tienes que tomar, pero la idea y la ejecución a largo plazo son dos cosas diferentes.
Por supuesto, esto va de gustos. Los juegos de mundo abierto guiados, que tienen en muchos casos como inspiración a los Assassin’s Creed más clásicos, tienen su público, pero creo que Team Ninja podría haber hecho un mejor trabajo en este sentido. No digo -en absoluto- que tuvieran que ofrecer una experiencia libre y sin ataduras, al estilo de Elden Ring, pero sí que echo en falta una experiencia algo más variada e interesante en el mundo abierto de Rise of the Ronin, el cual curiosamente en los demás aspectos es prácticamente impecable.
Muchos os preguntaréis a qué me refiero con esto último, y es que a nivel artístico y de diseño es prácticamente impecable. Quizá no sea el juego más next-gen que hemos visto, y quizá muchos esperaban que fuera así dada su exclusividad con PS5, pero sabe aprovechar perfectamente una dirección de arte que tiene mucho que ofrecer, regalando algunos paisajes que me han dado incluso ganas de enmarcar. Todo esto lo puedo resumir en que Rise of the Ronin tiene una filosofía de diseño inteligente y artística, algo que podemos evidenciar en las ciudades, pensadas perfectamente para poder hacer uso de las diferentes herramientas de movilidad que nos ofrece el juego, como son el gancho y la aladelta. Asimismo, la integración de elementos como los mencionados campamentos en el diseño de escenario está hecha con mucho mimo, destacando la naturalidad de la misma y lo fácil que es incluso adentrarse en uno de estos lugares sin saberlo.
El pasado y futuro convergen
La historia de Rise of the Ronin quizá no es lo primero por lo que decides adentrarse en su mundo, especialmente si vienes de los anteriores juegos de Team Ninja, pero la verdad es que es muy interesante, ofreciendo varios puntos de vista a un conflicto que probablemente todos hemos vivido. Sin entrar en muchos detalles, el pueblo podemos decir que se encuentra dividido entre quienes quieren la influencia externa y quienes la rechazan, siendo los primeros aquellos que tienen el respaldo total del gobierno de la época, por lo que los segundos tienen que recurrir a acciones algo más trascendentales.
Esto está ciertamente bien aprovechado, ofreciendo diversas misiones dependiendo del lado de la historia en la que quieras posicionarte. Aun así, debo señalar que el pistoletazo de salida de la historia de Rise of the Ronin no tiene nada que ver con esto. Nuestro personaje -el cual nosotros mismos crearemos- tiene que buscar a cierta persona desaparecida, y dado que este allegado ha tomado partido de esta revuelta de una forma que en principio no entendemos, acabaremos inmiscuido en la misma, obligándonos a elegir un bando a partir de cierto punto de la historia. Claramente, este es un planteamiento interesante, que puede dar lugar a historias muy interesantes y profundas, pero creo que se queda lejos de exprimir todo su potencial. Aun así, la realidad es que está bien resuelta, con momentos memorables que se quedarán en mi memoria por mucho tiempo.
Las misiones secundarias, por su parte, están divididas. Me he encontrado algunas que son interesantes, y que nos llevan a explorar parte del mundo, pero en muchos casos caen en el hecho de convertir a nuestro personaje en un recadero, aunque la realidad es que esto es algo lógico teniendo en cuenta el estilo del mundo abierto de Rise of the Ronin. Aun así, cabe destacar que gran parte de las misiones secundarias que me he encontrado han sido interesantes, divertidas y satisfactorias, por lo que contrastan precisamente con el resto de objetivos secundarios que nos encontramos por el mundo.
La belleza en lo corriente
Como ya he comentado anteriormente, Rise of the Ronin no es un juego especialmente next-gen en cuanto al aspecto gráfico -aunque claramente no es un juego de PS3, como muchos han comentado-, pero sí es un juego que sabe perfectamente aprovechar su estilo visual, y esto es algo que se nota. En ciertas situaciones el propio estilo artístico, unido al juego de luces, sombras y efectos, consiguen ofrecernos ciertas estampas que son dignas de ser admiradas.
Todo ello, así como otros detalles mencionados anteriormente, consiguen producir una ambientación que supera a muchos juegos que hemos visto con ambientaciones similares. No es espectacular en lo técnico, pero sí lo es en lo artístico, algo muy común en los juegos de Team Ninja.
Cabe mencionar que ciertamente el juego cuenta con algunos problemas de rendimiento notable en situaciones concretas, lo que puede hacer que en momentos de gran relevancia en la historia estés teniendo bajones de frames que, si bien no son especialmente importantes, sí que son molestos en un juego que te exige movimiento y acción constante.
Conclusiones finales
Quizá Rise of the Ronin no es el mejor juego de Team Ninja, pero sí que es un título muy competente. Un mundo abierto relativamente anclado en el pasado, pero que se apoya bastante en un sistema jugable que resulta cuasi perfecto. Es más accesible que los anteriores juegos del estudios, pero sabe encontrar el punto medio perfecto entre accesibilidad y reto, ofreciendo una experiencia divertida, desafiante y más que satisfactoria, en la que los defectos de su estructura general quedan en un segundo plano. ¿Por qué me iba a centrar en los problemas de su mundo abierto cuando me divierto tanto luchando contra enemigos?
Llegados a este punto me queda responder a la pregunta del millón: ¿Vale la pena Rise of the Ronin? Y mi respuesta es un sí rotundo. Por su ambientación, su historia principal, y sobre todo por su excelente sistema, combate y variedad del mismo.