Final Fantasy es una saga legendaria y venerada en el mundo de los videojuegos. Desde su primer lanzamiento en 1987, ha dejado una huella imborrable en la industria y ha cautivado a millones de jugadores en todo el mundo. Con su enfoque innovador en la narrativa, personajes carismáticos y sistemas de batalla estratégicos, Final Fantasy ha elevado los estándares de los juegos de rol y ha creado un legado duradero.
La importancia de Final Fantasy radica en su capacidad para contar historias emotivas y profundas. A lo largo de los años, la saga ha introducido numerosas innovaciones, sistemas de combate únicos y bandas sonoras icónicas que han dejado una marca en la cultura popular. Final Fantasy ha influido en generaciones de desarrolladores y jugadores, inspirando a otros juegos y convirtiéndose en un referente para los JRPG modernos.
Final Fantasy XVI marca el esperado regreso de una de las sagas más veneradas y queridas en la industria de los videojuegos. Desarrollado por Square Enix, espera ser el regreso triunfal de la saga (dejando de lado el remake de Final Fantasy VII). He de reconocer que, antes de entrar en el análisis, nunca he sido gran fan de la saga, pero sí tengo que dar ese reconocimiento a su legado. Muchas veces he leído que siempre hay un Final Fantasy para cada jugador y sinceramente, me parece una frase muy acertada. Efectivamente, Final Fantasy XVI es mi FF favorito.
Una historia interesante, pero que se va desinflando
La historia de Final Fantasy XVI nos transporta a Valisthea, un mundo de fantasía medieval donde diversas naciones luchan por el control de los Cristales Madre. Estos cristales les permiten a sus habitantes manipular el éter y utilizar la magia, incluso si no tienen habilidades mágicas innatas. A pesar de la importancia de este recurso, sorprendentemente no hay una guerra abierta entre las facciones debido a la existencia de los Dominantes.
Los Dominantes son personas que albergan en su interior a los Eikon, seres gigantescos y poderosos capaces de arrasar ciudades y ejércitos en un instante. Esta realidad ha mantenido una especie de guerra fría, donde nadie se atreve a desatar un conflicto por temor a las consecuencias de una batalla entre Eikons. Sin embargo, el avance de las tierras estigias, zonas sin éter ni vida, empuja a Valisthea hacia un inevitable y sangriento conflicto bélico.
En esta trama, encarnaremos a Clive Rosfield, un joven noble que busca venganza. A lo largo de nuestro viaje, recorreremos Valisthea enfrentando aventuras, combatiendo monstruos clásicos de la saga y participando en épicas batallas contra poderosos rivales. La historia de Final Fantasy XVI se desarrolla de manera compleja y profunda, con un fuerte enfoque en el sistema de combate y la trama. En ambos aspectos, el juego brilla y permite una conexión más profunda con el universo que presenta. La trama es compleja y familiar, con giros argumentales que mantienen al jugador intrigado durante las aproximadamente 40 horas de duración del juego.
La primera mitad del juego destaca por su narrativa prácticamente perfecta, presentando un mundo fascinante sin caer en la sobreexposición de conceptos. El juego confía en que los jugadores asimilen gradualmente las reglas y se sumerge en la construcción de un universo sólido y lleno de personalidad. La segunda mitad se siente mucho más pesada.
Un combate espectacular
Centrándonos en la jugabilidad de Final Fantasy XVI, nos encontramos ante un juego de rol que apuesta decididamente por la acción pura y dura en sus combates. Aquí no encontrarás turnos ni sistemas híbridos, sino que cada enfrentamiento se resuelve en tiempo real mediante combos, magias, habilidades potentes y esquivas ágiles. El sistema de combate es frenético y se desarrolla con un ritmo trepidante, permitiendo que los jugadores disfruten de batallas espectaculares y llenas de emoción.
Uno de los aspectos destacados del sistema de combate son los Eikon, seres míticos que poseen los Dominantes y que otorgan habilidades únicas. A medida que progresamos en la aventura, obtendremos el poder de invocar a estos Eikon y podremos utilizar sus destrezas y habilidades especiales, que cuentan con un tiempo de recarga. Cada Eikon propone un estilo de juego diferente, como Garuda, cuya destreza nos permite atraer a los enemigos o derribar a los más grandes, y Titán, que puede bloquear los ataques enemigos y contraatacar en el momento adecuado.
Los combates contra los enemigos, especialmente los más poderosos, ofrecen un desafío emocionante. Cada enemigo posee ataques únicos con mecánicas propias, lo que requiere que los jugadores estén atentos y tomen decisiones estratégicas para evitar daños. Es necesario esquivar rápidamente los hechizos, evitar las zonas de impacto de los disparos y saltar para esquivar las ondas expansivas de los ataques. Los combates contra jefes son especialmente destacados, da momentos épicos y emocionantes.
Aunque el sistema de combate es sensacional y funciona de maravilla, hay algunos aspectos que podrían mejorarse. Por ejemplo, cuando los enemigos están cerca de las paredes o límites del campo de batalla, la cámara puede dificultar la visibilidad, lo que puede resultar molesto. Además, cambiar de objetivo una vez fijado puede resultar engorroso, siendo más efectivo desfijar y volver a fijar.
Es importante mencionar que, con el paso de las horas, el combate puede volverse algo repetitivo. A pesar de esto, el sistema de combate sigue siendo divertido y bien diseñado, permitiendo disfrutar de enfrentamientos emocionantes y espectaculares. El juego ofrece una variedad de opciones estratégicas, como ejecutar contraataques al esquivar en el momento justo, provocar choques para romper la guardia del enemigo y ralentizar el tiempo, y utilizar el medidor de postura para aturdir a los enemigos más fuertes.
En cuanto a la dificultad, el juego ofrece dos modos: Historia y Acción. El modo Historia es más fácil, centrado para aquellos que quieren una experiencia sencilla para centrarse en la historia, evidentemente, y el modo Acción es el nivel de dificultad normal, y ofrece una dificultad más exigente para los que quieren centrarse más en el combate. Sin embargo, algunos jugadores pueden encontrar que la dificultad inicial no es lo suficientemente desafiante, ya que no existen elementos estratégicos como estados alterados o debilidades elementales. Esto significa que no es necesario seguir un plan de batalla específico ni adaptarse a las características de cada criatura. Afortunadamente, el modo Nuevo Juego+ y la dificultad Final Fantasy ofrecen retos más exigentes para aquellos que buscan mayores desafíos.
Valisthea, un mundo precioso pero con la profundidad de una caja de arena
Final Fantasy XVI presenta una estructura de juego que combina elementos de mundo abierto con secciones lineales de historia. Aunque no es un juego de mundo abierto en sí mismo, el título nos sumerge en una sucesión de sandboxes que conforman escenarios bien diseñados y llenos de vida y detalle. El juego se ambienta en Valisthea, un mundo compuesto por varias regiones distintas entre sí, como bosques, pantanos y desiertos. Cada región cuenta con aldeas, asentamientos y tiendas donde adquirir diversos artículos. Aunque el diseño de las zonas dentro de las regiones puede resultar básico en ocasiones, el mundo de Final Fantasy XVI ofrece una sensación de cohesión y profundidad.
A pesar de su estructura lineal, Final Fantasy XVI utiliza los escenarios sandbox para ofrecer una sensación de libertad al jugador. Aunque no hay elementos destacados para explorar, como mazmorras ocultas o eventos inesperados, estos espacios permiten cumplir misiones secundarias, realizar cacerías y visitar pueblos con tiendas y NPCs. Estas misiones secundarias, aunque en su mayoría son tareas básicas de recado, logran narrar historias interesantes y profundizar en el trasfondo de los personajes.
No obstante, es importante mencionar que la trama principal puede experimentar altibajos en su ritmo, con momentos aburridos y de relleno en los que la historia se estanca. El diseño de las misiones secundarias también presenta limitaciones, pero las cacerías contra jefes proporcionan combates desafiantes y gratificantes. En ese aspecto se siente como un MMO. En términos de personalización, el juego se centra principalmente en el equipamiento de Clive. Las armas y armaduras ofrecen mejoras en ataque y defensa, pero carecen de atributos adicionales o efectos especiales. Aunque se pueden equipar accesorios con efectos más específicos, la personalización se limita en gran medida a las habilidades y técnicas de combate desbloqueadas a lo largo de la historia.
En resumen, Final Fantasy XVI presenta un enfoque mixto de juego, combinando elementos de mundo abierto con una estructura lineal. Aunque el mundo no invita a la exploración profunda, las diferentes regiones y la posibilidad de cumplir misiones secundarias ofrecen una experiencia diversa. El sistema de combate en tiempo real y la personalización de habilidades añaden profundidad y diversión al juego, aunque la falta de complejidad en la personalización y la presencia de momentos de relleno pueden restar algo de brillo a la experiencia global.
Unos gráficos de nueva generación y una banda sonora que deja huella
El apartado gráfico de Final Fantasy XVI es uno de sus puntos más destacados. Los modelados de personajes, las expresiones faciales y las animaciones son sobresalientes. Los escenarios están llenos de detalles y cuentan con una dirección de arte impresionante. Las texturas y los efectos visuales son de alta calidad, y las secuencias de vídeo están cuidadosamente realizadas. Las batallas entre Eikon son especialmente espectaculares y representan lo mejor de la generación actual. Sin embargo, el modo rendimiento del juego presenta algunos problemas, como stuttering y dificultades para alcanzar los 60 FPS. Por otro lado, el modo calidad ofrece una imagen nítida y detallada, aunque con altibajos en el nivel de detalle de los personajes secundarios. Aunque hay áreas de mejora, en general, Final Fantasy XVI es un juego visualmente impresionante.
Final Fantasy XVI nos ofrece un apabullante apartado sonoro que no tiene ninguna pega. Masayoshi Soken ha compuesto unas partituras abrumadoras que son variadas, épicas y memorables. Estas melodías se utilizan de manera perfecta para reforzar la épica y el drama de la experiencia, adaptándose a la perfección a lo que vemos en pantalla. El juego juega con diferentes estilos musicales, desde aquellos que recuerdan a las composiciones de Nobuo Uematsu hasta otros más experimentales y variados.
Además, encontraremos muchos guiños musicales a entregas anteriores. Los efectos de sonido también son muy buenos, y el doblaje en inglés es excepcional, transmitiendo mucha emoción y dotando de vida y personalidad a los personajes. En cuanto a la banda sonora y el sonido en general, no se puede encontrar ninguna pega. Es un trabajo brillante que estará en nuestras orejas durante mucho tiempo, a la altura de los trabajos de compositores icónicos de la saga. Las interpretaciones de voz también son de alta calidad, destacando especialmente el papel de Ben Starr, quien interpreta a Clive y nos ha dejado sin palabras en momentos clave de la historia.
Conclusión Final
Final Fantasy XVI es sin duda uno de los grandes juegos del año y una reivindicación de Square Enix tras varios juegos con una recepción mediocre. Un juego que seguramente dividirá a los fans más clásicos pero que a mi me ha convencido y creo que servirá de precedente para las próximas entregas.
He de reconocer que a pesar de que el universo del juego, historia y combate me gustan, siento que hay potencial desperdiciado: el mundo no es profundo y el componente RPG es realmente pobre, el combate es espectacular pero una vez llevas 20 horas dando golpes se siente repetitivo y un poco machacabotones. Resumiendo, es un juegazo y si tienes unas PS5, y tiempo para dedicarle unas 35/40 horas (que es lo que me ha durado a mi) es una opción a tener en cuenta.
Para terminar, cabe mencionar que este análisis ha sido posible gracias a que Plaion nos ha dado acceso a una copia de Final Fantasy XVI para PS5.