Cuando hablamos de películas, y concretamente de sagas de películas, algunas de las más famosas terminan siendo adaptaciones de otro tipo de obras. Por supuesto, esto no es algo que pase exclusivamente con los filmes, sino que también podemos verlo en la pequeña pantalla, y como no, en los videojuegos. No podríamos contar con los dedos de una, dos o cien manos, la cantidad de videojuegos basado en otro tipo de obras, como pueden ser películas, animes o incluso libros. Lo peor, y más curioso de este caso, es que se tiene la creencia popular de que no existe un término medio en estos títulos. Normalmente suelen ser, o muy buenos, u obras que desearíamos que no hubieran salido, o al menos eso se suele decir.
Probablemente hayáis pensado ya en ejemplos que desmontan lo que hemos mencionado antes, y es que sí, claro que existen videojuegos de este tipo que se quedan en un término medio. Hogwarts Legacy es uno de esos títulos que apostaba por estar en la parte alta, consiguiendo destacar entre los videojuegos de este año, y aunque destacará, no podemos decir que sea un videojuego perfecto. A continuación os contaremos por qué.
El mundo mágico
Para ir calentando un poco, empezaremos hablando de uno de los mejores puntos a favor de esta aventura, y es que la representación del mundo mágico resulta magistral. Todo en Hogwarts Legacy nos recuerda a las películas y libros de este universo, pero la verdad es que consigue ser superior por momentos, dado que no solo nos lo estamos imaginando, o lo estamos viendo desde la lejanía, sino que en muchos casos podemos interactuar con lo que nos rodea.
Esto se extiende a todo el mundo, además de su contexto, pero es en el castillo de Hogwarts donde podemos encontrar la joya de la corona. Otros videojuegos han intentando permitirnos explorar esta escuela, pero han fallado por diversos aspectos, pero Hogwarts Legacy lo hace a las mil maravillas. Sí, puedes seguir solo tu mapa guiado, sin prestar atención a tu alrededor, pero si decides alejarte del camino guiado, y explorar sin ataduras, descubrirás un diseño de nivel sublime, el cual es digno de alabanzas. Cada secreto se celebra con alegría, y cada esquina consigue transportarnos a este mundo, del que no nos querríamos ir si pudiéramos.
Aún así, no todo en el diseño de nivel de Hogwarts Legacy es bueno, y es que esto se puede explicar de una manera muy simple. Hogwarts, sus alrededores más cercanos, y el pueblo de Hogsmade resultan ser maravillas a este nivel, pero el resto del mapa se siente como algo muy lejos del nivel. Es un mapa enorme, el cual pudimos ver antes del lanzamiento gracias a una filtración, pero esto no significa que sea bueno, dado que no siempre más, resulta mejor. Salvo ciertas zonas, y ciertas misiones, no tenemos ningún aliciente para explorar el mapa, y las pocas que el juego nos insta a hacerlo, se siente más como una obligación, que como algo que queramos hacer por nosotros mismos.
Además, este juego implementa el clásico mundo abierto lleno de puntos, aunque por supuesto, sin llegar al nivel de ciertas desarrolladoras que nosotros conocemos. Aún así, y a pesar de que el juego intenta dar variedad en los objetivos secundarios, se siente como algo que hacemos por inercia, y no por gusto. Un trámite para acabar la aventura, en vez de para explorar un mundo que podría estar lleno de magia.
Un combate que sorprende
Probablemente, uno de los apartado que suscitaba más preguntas, además de inquietudes entre los usuarios, sea el combate. Cuando lo veíamos en los diferentes tráilers, o incluso en los gameplays, parecía ser muy sobre raíles, sí es que se le puede decir así. No daba la impresión del orgánico y ligero, sino más bien de una sucesión de aporreo de botones, como si estuviéramos en uno de esos clásicos videojuegos de «yo contra el barrio», pero con magia y poco más detrás.
Por suerte, esto no ha sido así, y es que los desarrolladores de Avalanche Software nos han proporcionado un videojuego que, si bien no es perfecto en este apartado, resulta bastante competente en cuanto el combate, y la verdad es que no podemos decir que fuera fácil. Por poner un ejemplo, la estructura base de este se asemeja mucho a la que podemos encontrar en los títulos de la saga Arkham. El clásico «esquivo y ataco», pero que consigue dar una vuelta de tuerca, bastante interesante, aprovechando el tema de las magias.
Siempre tendremos tres armas básicas en cada combate: el hechizo básico de ataque, el esquive y el clásico «protego», que viene a ser básicamente un escudo que te rodea completamente. A estas herramientas básicas, podemos añadir los hechizos específicos, los cuales tendremos en un menú que podremos activar pulsando el gatillo derecho (ya sea RT o R2, dependiendo de la plataforma), y cualquiera de los botones principales del mando. Esto hará que podamos equipar hasta 4 hechizos de este tipo, aunque gracias a un árbol de habilidad, del que hablaremos próximamente, podremos tener hasta 4 slots de 4 hechizos cada uno, los cuales podremos ir cambiando gracias a las flechas direccionales.
Es, aunque no lo parezca, en estos hechizos donde está el punto diferenciador del combate de Hogwarts Legacy, dado que existe la suficiente variedad, y están lo suficientemente bien diseñados, para que cada jugador pueda crear su selección de hechizos preferidos, y disfrutar combatiendo con ellos. Puedes ser un mago tenebroso si quieres, usando las maldiciones imperdonables, o si lo prefieres, puedes usar el clásico «flipendo», todo está en tu mano.
Sobre el árbol de habilidad que mencionamos anteriormente, podemos decir que es una implementación bastante curiosa, y bastante bien pensada al mismo tiempo. Sí, se siente añejo por su estructura, pero la realidad es que las mejoras adquiribles están muy bien pensadas, consiguiendo cambiar por completo el uso de ciertos hechizos, o dándote ciertas habilidad espectaculares a la vez que útiles.
La magia antigua no consigue sostener todo el argumento
Por hacer una sinópsis, nosotros seremos un avatar, el cual podremos editar a nuestro gusto, pero siempre seremos un alumno que se incorpora a Hogwarts por primera vez en el quinto año, una situación totalmente irregular, o bastante rara dentro de esta institución. Por el camino, pasan demasiadas cosas, las cuales preferimos no contaros para preservar el impacto inicial de algunas de ellas, pero sí que os diremos que aprenderemos que somos capaces de ver, además de usar, cierta magia antigua que prácticamente nadie conoce.
A partir de aquí el argumento girará, en gran medida, en torno a averiguar qué tipo de magia es esta, y qué tiene que ver con el hecho de que seamos un alumno tan particular. Sí, de fondo pasan bastantes cosas, como una rebelión de goblins que, si bien fue anunciada como parte importante de la trama, se queda algo descafeinada, desechándola a ser una especie de trama paralela, a la que además no se le da la profundidad que necesitaba. Por desgracia, este argumento, junto con sus historias secundarias, o mejor dicho, equidistantes, no consiguen sostener todo el juego, algo que se debe a muchos factores, pero uno de ellos, y del que hablaremos a continuación, es la estructura de misiones.
Hogwarts Legacy tiene una estructura de misiones muy particular. Estas te son dadas, o bien por conversaciones que tienes, o mediante lechuzas mensajeras, las cuales llegan a nosotros por arte de magia (nunca mejor dicho). Por supuesto, esta es una forma de estructurar objetivos que ya hemos visto en muchos videojuegos, y que se siente un tanto añeja, pero el problema viene cuando llegamos a cierto punto de la historia, en el cual tenemos, básicamente, que hacer misiones un tanto secundarias, una detrás de otra, hasta poder seguir con el argumento principal. Esto consigue que el jugador termine perdiendo todo el interés que tuviera por la historia principal, condenándolo a estar horas y horas haciendo recados para los profesores, para que luego no enseñen un hechizo que, en muchos casos, resulta inservible en la mayoría de ocasiones.
Un juego de Hogwarts en el que las clases son lo de menos
Una de las cosas que más ilusionó a los fans en su momento fue la posibilidad de asistir a las clases de Hogwarts. Este sueño ya se vino un poco abajo cuando supimos que seríamos un estudiante de quinto año, dado que no sabíamos cómo se haría para que aprendiéramos las cosas básicas, pero el problema viene cuando nos ponemos a jugar, y especialmente cuando llegamos a las misiones que involucran dar clases.
La verdad es que, salvo la primera vez que tenemos ciertas clases, en las cuales haremos algún «quick time event», estas situaciones se resolverán con simples cinemáticas, las cuales duran pocos minutos, y vienen a ser como un «time lapse», para que pueda terminar rápido, con el objetivo de que a continuación hablemos con el profesor correspondiente. Esto no solo resulta una decepción, sino que termina por ser exasperante, dado que era una de las principales cosas que se le pedía al título.
Bajo ningún caso podemos decir que Hogwarts Legacy capture la esencia de ser un estudiante en Hogwarts. Sí, consigue darnos la sensación de vivir en el mundo mágico, pero falla demasiado a la hora de entregarnos la experiencia clásico de un alumno en esta escuela. Podemos perdernos buscando nuestra sala común, sí, pero no podemos, por ejemplo, asistir a clase de «defensa contra las artes oscuras» (más allá de la primera vez), ni comer en el gran comedor, o tener un partido de quidditch.
Problemas técnicos que no se arreglan con magia
Todos lo habéis podido notar a través de los tráilers, pero Hogwarts Legacy no es un juego que se sienta especialmente «next gen». Sí, esto no es algo que le estemos pidiendo al juego, porque si bien no es puntero técnicamente, consigue hacer mucho con el diseño artístico, algo que es de aplaudir. Con esto, nos referimos a que no podemos entender la gran cantidad de problemas de rendimiento que está teniendo.
Nosotros lo hemos analizado en una Xbox Series S, consola para la cual tenemos dos modos gráficos: calidad, el cual va a 30 FPS, y rendimiento, que apunta a 60 FPS, y decimos apunta porque no consigue mantenerse en esa cantidad de frames casi en ningún momento. Entenderíamos que esta es una consola limitada, y puede que de problemas de rendimiento, especialmente durante las primeras semanas, pero el problema es que esto es algo generalizado. Así mismo, parece que quien se llevó la peor parte fue PC, plataforma cuyos usuarios están acostumbrado a esta clase de problemas, algo que no lo hace si quiera más llevadero.
Vivimos en la época de los juegos con problemas de rendimiento y, si bien esto no se puede comparar con casos más conocidos, además de que los desarrolladores ya están trabajando en solucionarlo, no podíamos dejar de mencionar estos problemas, los cuales resultan tan molestos.
Además, y para dejar algo bueno por aquí, vamos a aprovechar para hablar de la banda sonora, la cual, si bien no es la misma que escuchamos en las películas, es bastante reminiscente de esta, por lo que conseguirá enamorar a cualquier fan que creciera con estas. Además, si seguimos con el apartado del sonido, podemos decir que el doblaje al español no es especialmente consistente, con voces que están muy bien, y otras que consiguen incluso molestar al oído.
Conclusión final
Pese a que hemos hablado más de los problemas que de los apartados buenos, creemos firmemente que es un juego en el que las ventajas superan a los inconvenientes. Aún así, el título de Avalanche Software y Warner Bros. Games, solo lo recomendaríamos fervientemente a los grandes fans de la saga, los cuales encontrarán una ambientación prácticamente inmejorable, además de un combate que respeta el lore de la saga, con hechizos clásicos de los libros y películas.
Ahora bien, si simplemente le tienes curiosidad al juego, y tampoco es que seas fan de esta franquicia, no podemos deciros que este sea un título imprescindible. Hogwarts Legacy es un buen videojuego, pero no es perfecto, ni se acerca a serlo. Además, estamos hablando de un título que bebe mucho de mundos abiertos clásicos, además obras del RPG que ya se sienten un tanto desfasadas en concepción y ejecución.