Los regresos no siempre son triunfales
Más de siete años han transcurrido desde que 1C Company lanzó King’s Bounty: Dark Side, la última entrega dentro de su franquicia de RPG tácticos basados en la gestión y combate de ejércitos. Ahora, tras prácticamente una década desaparecidos, ha llegado al mercado King’s Bounty II; reinicio de la franquicia y nueva aproximación de la fórmula King’s Bounty para todos los recién llegados a esta saga.
King’s Bounty II se encuentra disponible en las siguientes plataformas: PS4, Xbox One, PC, Nintendo Switch y PS5 y Xbox Series X/S mediante retrocompatibilidad. Este análisis ha sido realizado tras jugar en PS5 mediante retrocompatibilidad con la versión de PS4.
King’s Bounty II no es el segundo juego de esta franquicia, sino que la saga es más bien longeva; nace en 1990 y se compone por más de siete entregas principales y sus respectivas expansiones. Es por ello por lo que el número “dos” dentro del título significa mucho más de lo que aparenta a simple vista. King’s Bounty II pretende romper con todo lo que sus aficionados conocían sobre la saga para renovarla completamente sin dejar de resultar familiar para todos sus fans. ¿Conseguirá esta entrega enamorar a sus fans más fieles y acercar a nuevos jugadores a la fórmula King’s Bounty?
King’s Bounty II nos pone al control de Aivor; un guerrero especializado en artes cuerpo a cuerpo, Katharine; una erudita y experta de la magia o Elisa; una paladina que equilibra el combate cuerpo a cuerpo con el conocimiento de magia básica. El personaje elegido por el jugador será elegido por el príncipe Adrian para investigar el intento de asesinato que sufrió su padre; el rey del imperio de Nostria. Con esta premisa básica comienza nuestra aventura en King’s Bounty II.
Tras escoger a nuestro protagonista en esta historia, somos conscientes de algo bastante significativo, todo lo que nos cuenta el juego nos suena bastante. King’s Bounty II arriesga muy poco con su argumento, se limita a cumplir con los estándares básicos y, por culpa de esto, nos encontramos ante un juego nada original en cuanto a trama se refiere.
Esta entrega nos hace partícipes de la lucha de la humanidad contra una desconocida plaga de no muertos, argumento que ya hemos visto en múltiples juegos que escogen la fantasía medieval como ambientación para su mundo; siendo quizás Warcraft 3: Reing of Chaos el ejemplo más claro y reconocible. Este tropo cimienta la columna vertebral narrativa del juego, pero todavía podemos encontrar muchos más clichés típicos de la fantasía medieval palaciega: traidores dentro de la corte, videntes presagiando la catástrofe inminente, mal ancestral que regresa para destruir todo, elegido que debe salvar el mundo… Es decir, los mismos recursos clásicos que el género de rol abandonó hace ya unas cuantas generaciones.
Al igual que la trama todos y cada uno de los personajes que encontraremos en nuestro viaje representan un cliché típico del medio: el caballero recto, el mago sabio, el noble presumido… Ningún personaje presenta un rasgo distintivo o una personalidad radicalmente diferente a la que nos tiene acostumbrado el medio.
Este problema no es nuevo, muchos juegos buscan activamente que sus personajes sean todo lo arquetípico posible para luego dotarles de más desarrollo o personalidad, pero en King’s Bounty II no parece que exista el concepto “desarrollo de personaje”. Todos los personajes del juego, tanto los diferentes protagonistas como los secundarios, son totalmente estáticos e insípidos, terminan el juego siendo la misma persona que el personaje principal conoció a comienzos de su aventura en Nostria; no existe evolución alguna.
Sumado a este hecho, podemos apreciar otro problema en relación con los personajes. En esta entrega muy pocos personajes cuentan con más de dos misiones principales en las que interaccionen con nuestro personaje principal. El juego parece seguir una fórmula muy clara y esta se repite a lo largo del título: conocemos a un personaje a comienzos del juego y luego, tras treinta horas de misiones que no tienen nada que ver con ese personaje, este vuelve a aparecer para poner su pequeño ladrillo en lo que será la batalla final o para desaparecer tras completar su misión. Es más que razonable que, una vez llegados al final de la historia, no nos acordemos de más de la mitad de los personajes con los que nos encontramos a lo largo de nuestro viaje.
Podemos afirmar que la historia y los personajes de esta entrega son su peor característica. Por suerte esta carencia de esfuerzo por parte del equipo solo se da dentro de la narrativa, ya que, si existe una palabra para definir King’s Bounty II, esa es ambición.
King’s Bounty siempre ha sido una saga relativamente conformista en lo que a sus elementos y fórmulas se refiere. Esta saga se ha mantenido muy estática desde prácticamente su nacimiento, pero, gracias a este reinicio de la franquicia, King’s Bounty II ha sufrido varios cambios con el objetivo de mejorar aspectos de anteriores entregas y aportar frescura a este reboot.
El cambio más notorio que ha sufrido la saga es el cambio de perspectiva visual del juego. En las anteriores entregas de King’s Bounty la cámara proporcionaba una vista isométrica, es decir, controlábamos a nuestro personaje partiendo de una vista aérea; un control muy similar al que encontramos en entregas de la franquicia Diablo. En King’s Bounty II se abandona esta premisa para pasar a mover a nuestro personaje en tercera persona.
Gran parte de la culpa de que el equipo desarrollador haya decidido realizar este cambio de perspectiva se debe a otro elemento que se ha añadido a la franquicia King’s Bounty; la ampliación de los escenarios y el mundo abierto. Si bien otros juegos de la saga ya añadieron mundos relativamente abiertos, estos no podían considerarse más que simples pasillos interconectados sin ningún punto de interés para el jugador.
En King’s Bounty II encontramos un mundo abierto de manual. En el basto mundo de Nostria encontraremos coleccionables, mazmorras, puntos de viaje rápido y diversos reclutadores (diferentes NPC encargados de la venta de tropas). Las diversas zonas del mapa siempre contienen oro o pequeños secretos y relatos; estos incentivos consiguen que el jugador busque explorar activamente y se interese por las historias perdidas de Nostria.
Aunque este mundo y sus principales características puedan sonar algo genéricas y simples, a decir verdad los juegos RPG tácticos no suelen aproximarse a la fórmula de los juegos de mundo abierto. King’s Bounty II es una pequeña excepción a esta regla y, a pesar de que este título no presente una evolución dentro de este género, su mundo realmente funciona y perderse explorando sus caminos resulta divertido e interesante.
A pesar de que la exploración dentro de esta entrega resulte muy entretenida, esta característica tiene un error de diseño prácticamente imperdonable; no existe botón para correr. El personaje está destinado a deambular de punto “A” a punto “B” durante toda nuestra partida y, aunque el juego cuenta con caballos que agilizan los desplazamientos, estos al llegar a las ciudades son todavía más lentos que el personaje principal andando.
Este podrá parecer un problema menor, sin embargo, la cantidad de tiempo que perdemos andando de un sitio para otro es injustificable. El problema es más frustrante cuando mapeamos los controles del mando y descubrimos la existencia de un botón que sirve para que el personaje ande todavía más lento. Aunque parezca una broma no lo es, es decir, no podemos correr dentro del juego pero si andar más lento; na, de locos.
Hasta ahora hemos tocado temas algo superficiales dentro de King’s Bounty II, pero creo conveniente tratar el elemento que mejor define esta saga y que, sin ningún tipo de duda, es el mejor acierto que el equipo de desarrollo Ruso ha tenido al crear este reinicio; me refiero al combate de esta entrega.
Como ya hemos explicado en la introducción de este texto, King’s Bounty II es un juego que se engloba en el género RPG táctico y, por ello, comparte muchas características de este: mapa dividido en casillas o cuadriculas, el movimiento y el rango de ataque de las tropas se ve afectado por el tipo de unidad y las estadísticas del personaje, combate por turnos en el que la iniciativa determina que tropa ataca antes… Debido a esto, podemos comparar esta entrega con juegos como Brigandine: The Legend of Runersia o, en menor medida, sagas como Fire Emblem o Valkyria Chronicles. King’s Bounty II no busca revolucionar su género, sino que toma las bases de este y las potencia; convirtiendo el combate de este juego en su reclamo más potente.
Aunque esta entrega no busque ser la nueva referencia en lo que a RPG tácticos se refiere, el título sí que añade algunas modificaciones a la fórmula clásica del género; aportando así frescura y evitando que los encuentros se vuelvan repetitivos. Estos cambios van: desde pequeñas modificaciones que afectan directamente al combate (como la verticalidad y la implementación de obstáculos en el campo de batalla), hasta la introducción de elementos típicos de los juegos RPG y que pueden cambiar radicalmente las tropas y la economía del jugador.
La implementación de ciertos elementos RPG es una gran adición al combate de King’s Bounty II, puesto que añade varias opciones de mejora a las diversas tropas disponibles y al propio jugador.
El sistema es simple, pero muy efectivo: cuando una tropa sube de nivel mejora sus estadísticas y adquiere nuevas habilidades pasivas, ofensivas y de apoyo, mientras que cuando el jugador sube de nivel gana puntos que puede gastar en el típico árbol de habilidades y que le permiten obtener diversas modificaciones (mejora de estadísticas para las tropas, aprender magia avanzada, ganar más dinero tras vencer combates…). Gracias a este sistema los combates de King’s Bounty II ganan mucha más complejidad y estrategia.
Nuestro avatar tiene un papel principal dentro de los combates; no como tropa, sino como general que debe guiar a nuestro ejército a la victoria. Dentro de los encuentros tenemos dos opciones principales: dar órdenes a nuestras unidades o lanzar magia, tanto ofensiva como defensiva. Por esto mismo la elección de uno de los tres avatares al principio del juego es tan importante, debido a que determina las fortalezas y debilidades con las que contaremos al principio de la partida (Aivor: gran capacidad ofensiva y defensiva, Katharine: conocimientos mágicos y Elisa: personaje equilibrado). Si bien esta decisión es importante, según avancemos en la aventura podremos invertir niveles en suplir las diversas carencias de nuestro ejército.
La suma de todos estos elementos crea un combate sumamente entretenido y complejo en el que, además de todo lo ya explicado, nunca podremos relajarnos, puesto que el reto es otra gran característica de este juego. King’s Bounty II no perdona ni un solo fallo y nos invita a pensar en cada combate como un nuevo desafío a superar.
La variedad de unidades a nuestra disposición y la originalidad de sus diseños ponen el broche de oro a un combate que, de forma totalmente personal, no puedo dejar de recomendar a los amantes de los RPG tácticos.
El combate es sin duda uno de los mejores elementos de King’s Bounty II, pero no es el único. Esta entrega introduce una característica bastante original a la franquicia; el sistema de ideales.
En King’s Bounty II encontramos cuatro ideales principales: poder, astucia, orden y anarquía. Estos ideales funcionan gracias un sistema de moralidad ligado a ciertas decisiones dentro de las misiones, pero, a diferencia de muchos otros juegos en los que este sistema solo repercute en dos o tres diálogos, en este título nuestras decisiones permean a prácticamente todos los elementos del juego.
Una de las utilidades más prácticas de este sistema de moralidad se encuentra en los llamados “puntos de ideal”. Al realizar una misión siguiendo un ideal u otro ganaremos una cantidad de puntos de ideal, esos puntos son necesarios para desbloquear nuevas habilidades dentro del árbol de habilidades del personaje y sirven para potenciar a nuestras tropas con ventajas que varían en función al ideal elegido.
Además de afectar a las habilidades, estos ideales afectan a las tropas que forman nuestro ejército. Cada unidad en King’s Bounty II se engloba en uno de los cuatro ideales, nuestro ejército se verá bastante afectado si decidimos unir tropas con ideales totalmente opuestos. Por ejemplo: si en nuestro pelotón juntamos a bandidos (seguidores del ideal de anarquía) con caballeros (seguidores del ideal de orden), la moral de nuestras tropas bajará y estas unidades podrían saltar su turno dentro del combate; dejándonos así totalmente vendidos en el campo de batalla. A pesar de esto no debemos preocuparnos si nos gustan unidades de distintos ideales, puesto que gracias al árbol de habilidades podremos eliminar esta desventaja.
Gracias a los ideales, las misiones principales y secundarias de King’s Bounty II ganan algo de variedad, puesto que se nos presentarán varias formas de terminar una misma misión. Además de esto la personalidad de nuestro personaje cambiará en función de los ideales que escojamos en las misiones, pudiendo así negarse a realizar ciertas acciones o empeorando, o mejorando, su relación con ciertos personajes secundarios.
A pesar de que el combate y el sistema de ideales de King’s Bounty II se sientan como mecánicas y elementos bastante frescos, al final todo se cae a pedazos por culpa de sus aburridas misiones; se pueden resumir como una misión de recadero que no tiene final. Todas las misiones de King’s Bounty II, tanto principales como secundarias, funcionan exactamente igual: habla con un NPC, busca un objeto o derrota a un enemigo y olvídate de ese personaje para siempre.
Muchos juegos con un presupuesto modesto sufren este problema, pero en King’s Bounty II este defecto es especialmente molesto debido a otro gran problema que acecha a todos los jugadores que quieran disfrutar de este título; la dificultad y el alargamiento artificial del juego.
Si bien King’s Bounty II es un juego que presenta combates desafiantes, a veces este desafío se convierte en una barrera para el jugador. El título muchas veces nos propone combates directamente imposibles y se encarga de hacérnoslo saber (al entrar al combate nos indica que el enemigo es directamente imposible de vencer). ¿Dónde reside el problema? Muchas veces las zonas detrás de estos combates son el camino que debemos seguir para continuar con la historia principal del juego, obligándonos así a retroceder y completar misiones secundarias para poder avanzar en la trama.
Este no es un problema puntual, sino que nos acompañará durante todo el juego. Por mi parte tuve que realizar todas las misiones secundarias del juego para poder completar su historia, convirtiendo una aventura que podía haberse completado perfectamente en veinticinco horas en una odisea de más de cincuenta.
El alargamiento y la dificultad artificial del título sumado a un ritmo exageradamente lento, personajes insípidos, un diseño de misiones pobres y unos gráficos que parecen sacados de PS3 Y Xbox 360 convierten a King’s Bounty II en solo la sombra de lo que podría haberse convertido. La ambición de su estudio consiguió traer muchos elementos nuevos a la franquicia, pero parece ser que olvidaron poner algo más de originalidad y esfuerzo en la mayoría de ellos; creando un producto que nace desfasado y repleto de decisiones de diseño cuestionables.
No puedo negar que, a pesar de la multitud de problemas que envuelven al título, King’s Bounty II me ha parecido un juego bastante divertido de jugar gracias a su excelente sistema de combate y a su gran cantidad de contenido. Por esto mismo creo que los jugadores que sepan ver más allá de sus defectos y decidan dar una oportunidad a este título van a encontrarse con un juego que, aunque no sea perfecto, les va a tener atrapados una buena temporada.