¡Bienvenidos al agradable y tranquilo pueblo Moonbury! Una apacible villa en la que podréis disfrutar de la calidez de sus vecinos y a al plácido olor del bosque. Encontrad el amor, recorred sus calles, visitad sus negocios y embriagaros de la amabilidad y la alegría que destilan los habitantes de este pequeño y recóndito pueblo. Alejaos del mundanal ruido para descubrir que aquí, en Potion Permit, os espera una nueva vida en un paraíso rural.
Si esta descripción hiper genérica os suena de algo es debido a que encaja con prácticamente cualquier juego de granjas que os pueda a venir a la mente. Si bien Potion Permit puede tachar todas y cada una de las casillas de esta lista de clichés, la verdad es que, sorprendentemente debido a su género, el título ha conseguido sorprenderme con algunas de sus propuestas.
En este análisis os contaremos todas las sorpresas, aciertos y deslices de Potion Permit, el Life Sim desarrollado por MassHive Media y distribuido por PQube.
En Potion Permit encarnamos a un alquimista recién llegado a la villa de Moonbury, una villa que se ha mantenido incomunicada y ajena a los progresos tecnológicos de la capital durante varias décadas. Nuestra labor en este pequeño pueblo se resume en elaborar diferentes pociones para asistir y curar diversas enfermedades que azotan a los habitantes del pueblo. Estas enfermedades se expanden como una plaga y no pueden ser tratadas usando la medicina tradicional.
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Un Life Sim diferente
Potion Permit es un juego del género Life Sim, es decir, un título en el que tendremos un calendario y días limitados por horas, varios vecinos con los que interactuar y con los que podremos mantener una relación, existencia de un sistema económico basado principalmente en los productos que elaboramos, mejora progresiva de herramientas… En esencia, Potion Permit es lo que conocemos coloquialmente como un «juego de granjas».
La principal sorpresa que nos encontramos con el título es que, si bien forma parte del género Life Sim, Potion Permit no es un juego de granjas al uso. En el título somos alquimistas y, como tal, centraremos todos nuestros esfuerzos y recursos en recolectar materiales y crear las pociones más potentes para ayudar a nuestros vecinos.
Esto nos deja con un juego que utiliza y hace propios unos sistemas y unas características que todos asociamos con un tipo de título muy concreto, pero que, al final del día, acaba tomando un camino totalmente distinto. Gracias a esto, Potion Permit acaba sintiéndose como una experiencia familiar, pero fresca y diferente al mismo tiempo.
La vida en Moonbury
Tras la llegada a la villa de Moonbury se nos abrirán varias posibilidades. Podemos empezar a conocer a los vecinos, ir a explorar sus alrededores o comenzar a buscar materiales para realizar pociones. Dentro del pueblo tendremos libertad total y podremos gastar nuestro tiempo en una amplia variedad de pasatiempos, desde ir a pescar hasta mejorar nuestras puntaciones en el salón recreativo.
Como ya hemos visto, en el apartado de pasatiempos y vida en el pueblo hay muy pocas sorpresas, ya que el juego simplemente se limita a replicar y seguir una fórmula ya establecida. Por tanto, podemos decir que contamos con las mismas actividades y posibilidades que ya hemos visto en prácticamente todos los juegos modernos del género.
Al no existir el factor “granja” o “cultivos” tan común en los juegos del género Life Sim, se crea un problema, puesto que la administración del calendario y el tiempo como recurso pueden perder valor. Para solventar este inconveniente, Potion Permit implementa un sistema de misiones; una característica que resulta poco habitual en los juegos de este género.
Las misiones en Potion Permit son bastante numerosas y esencialmente sirven para que el jugador piense como administrar su tiempo (a pesar de que estas no cuentan con un tiempo límite para ser completadas). Este sistema es una parte fundamental del juego, puesto que la progresión y las opciones del jugador se limitan a través de estas misiones. Jugando nos encontraremos con tres tipos de misiones:
- Recados que suben el nivel de amistad de los vecinos.
- Pequeñas historias de personajes que nos dan algo de dinero.
- Misiones “principales” que desbloquean nuevas zonas del mapa u otorgan algún tipo de mejora.
Por otro lado, en Moonbury podremos pasar el tiempo y ganar algo de dinero extra gracias a los encargos y a los trabajos parciales. Los encargos se publican regularmente en el tablón de anuncios del ayuntamiento y son básicamente recados en los que nuestros vecinos nos pedirán una serie de objetos específicos a cambio de dinero.
Otra forma de ganar dinero rápido son los trabajos parciales. Estos son una serie de minijuegos que podremos realizar en edificios concretos como la comisaria o la iglesia y que nos dará algo de efectivo a cambio de dos horas de nuestro tiempo. Los trabajos son una forma perfecta de quemar algo de tiempo a la vez que nos llenamos los bolsillos.
Para terminar con este apartado tengo que destacar un sencillo hecho: Moonbury rebosa vida. Sus vecinos, sus diferentes actividades y la alegría y tranquilidad que inundan la villa son una absoluta gozada. Si bien Potion Permit no reinventa nada, al final el juego y sus carismáticos personajes consiguen sumergirte en un bucle del que es difícil salir.
Tu labor como alquimista
Si al comienzo del análisis mencione que Potion Permit me ha parecido una experiencia fresca ha sido gracias a su sistema de alquimia y a la clínica. El título centra la experiencia en la creación de pociones, la recolección de materiales y en diagnosticar y curar enfermedades de nuestros vecinos, ofreciendo así algo nuevo a un género que lleva años encorsetado en la administración de granjas, cementerios, ciudades o algún otro de sus infinitos derivados.
Como alquimistas nuestra labor principal será elaborar diferentes pociones y objetos para ayudar a la gente de Moonbury. Durante nuestra partida deberemos adentrarnos en las afueras de la villa para recolectar diferentes materiales y, con ellos, ponernos manos a la obra. Tendremos que llenar nuestros bolsillos con diferentes plantas medicinales, setas, materiales obtenidos de animales y minerales para crear nuestras pócimas.
En Potion Permit contamos con un sistema de resistencia que limita la cantidad de materiales que podemos obtener durante nuestras expediciones. La resistencia se consume al talar árboles, luchar contra ciertos monstruos que recorren las afueras o al recolectar flores. Para aumentar nuestra resistencia contamos con dos posibilidades: comer algún plato que hayamos cocinado/comprado o acudir al balneario de Moonbury.
Una vez tengamos suministros de sobra toca ponerse a trabajar. Nuestra casa es básicamente un centro de operaciones equipado con una cocina, una mesa de investigación en la que idearemos nuevas recetas y pociones y, lo más importante, nuestro caldero de alquimista. En este último elaboraremos nuestras pociones, objetos que crearemos al juntar distintos materiales a través de un pequeño minijuego.
Las pociones tienen utilidad y se complementan gracias a la clínica. Este edificio acoge a los vecinos que padecen alguna lesión o enfermedad. Cuando un habitante se encuentre en la clínica el juego nos avisará con una sirena, acto seguido deberemos diagnosticar y erradicar el problema que afecta a nuestro vecino antes de que acabe un tiempo límite.
Al curar a nuestro paciente este nos dará algo de dinero y se marchará de la clínica y, al pasar un par de días, llegará el siguiente paciente; formando un ciclo sin fin de pacientes y pociones. Esta fórmula es la base sobre la que se apoya Potion Permit durante todo el transcurso del juego. Una fórmula que se ira volviendo progresivamente más difícil al exigir pociones más complejas, mandar a la clínica a dos o tres vecinos de forma simultánea o al reducir el tiempo límite para tratar las enfermedades.
Este proceso de recolección de materiales, elaboración de pociones y tratamiento de enfermedades funciona a las mil maravillas. Gracias a este sistema es muy complicado dejar de jugar, ya que siempre necesitaremos algún material concreto o estaremos atentos a mantener la clínica vacía; sumiéndonos en un ciclo en el que “solo un día más” será nuestro mantra.
Una villa misteriosa
En ocasiones la percepción falla, los ojos mienten y las apariencias engañan. En Potion Permit vivimos en lo que parece un pequeño y tranquilo pueblo, pero la realidad es que la villa esconde un par de secretos. Esto lo podemos notar nada más llegar a Moonbury y será trabajo nuestro el investigar o dejar las cosas tal y como están.
En Potion Permit hay una pequeña historia que seguir, no es ninguna maravilla pero es bastante raro que un juego Life Sim incluya trama. Desde el principio notamos que los alquimistas no son bien recibidos en el pueblo para, poco después, descubrir que el pueblo ha estado aislado durante mucho tiempo; quedándose totalmente ajeno a los avances tecnológicos promovidos por la capital.
Al principio del juego no nos quitarán los ojos de encima y nos harán entender bastante rápido que no pintamos nada en Moonbury. Gracias a esta premisa el juego presenta su sistema de confianza, una característica que nos muestra en todo momento la percepción que tienen los vecinos de nosotros. Deberemos ganarnos la confianza de los habitantes del pueblo realizando diferentes encargos o curando sus enfermedades para poder interactuar con ellos y avanzar en la historia o misiones.
Un título sorprendente
Tengo que admitir que Potion Permit ha conseguido sorprenderme. Esperaba encontrarme con un Life Sim sin identidad ni originalidad y me he acabado encontrando con un juego con una propuesta simple pero fresca y bastante adictivo. El resultado es un juego que fusiona todo lo bueno de títulos como Stardew Valley o Story of Seasons con la elaboración de pociones que podemos encontrar en los juegos de la saga Atelier.
El título explota al máximo su sistema de misiones, aprovechando y dando valor a la gestión del tiempo y ligando estas a la progresión del jugador. Por otro lado, el pueblo y sus habitantes han resultado ser bastante carismáticos y, además, cuentan con una pequeña historia que podremos desentrañar con el paso del tiempo.
Si bien el juego sigue la estela dejada por sus compañeros del género, también consigue implementar algunas características bastante originales. Ese es el caso de la recolección de materiales, la elaboración de pociones y el diagnóstico y tratamiento de enfermedades.
El juego es tan amplio que me he dejado bastantes detallitos en el tintero y que merecen, como poco, una mención. Por ejemplo, no llegaremos solos a la villa, sino que nos acompañará un perro. Nuestro amigo canino es uno de los mejores apoyos con los que contamos en Moonbury. Este es capaz de buscar y llevarnos ante cualquier NPC (una tarea que es bastante frustrante en prácticamente cualquier Life Sim) y nos ayudará desenterrando ciertos objetos y materiales mientras exploramos.
Potion Permit es un juego sorprendentemente adictivo y amplio dentro del género Life Sim. Si buscas un juego que pueda devorar varias horas de tu vida has encontrado un muy buen candidato. Hay todo tipo de actividades para prácticamente cualquier gusto. Tenemos pesca, recolección de materiales, decoración de interiores, cocina… Una gran variedad para pasar nuestro tiempo en Moonbury como queramos.
Potion Permit se encuentra disponible para Nintendo Switch, PS4, Xbox One y PC (PS5 y Xbox Series X/S vía retrocompatibilidad). Nosotros hemos realizado este análisis jugando a la versión de Nintendo Switch con una clave cedida por PQube. Por último, debemos avisar que, a fecha de la realización de este análisis, la versión de Nintendo Switch sufre un par de bugs algo molestos y bastante recurrentes.