ESTA CRÍTICA CONTIENE SPOILERS DE VENOM: EL ÚLTIMO BAILE
Las películas de superhéroes son en general muy dilapidadas, y muchas veces con verdadera razón. Yo mismo, que me declaro muy fan de este particular subgénero, entiendo perfectamente por qué muchas personas han llegado a un punto de no retorno con estas obras. Muchas de ellas resultan extremadamente decepcionantes, rozando los ridículo, y en gran parte debido a un abuso del fan-service que antes era interesante y embriagador, pero que ahora mismo se termina sintiendo como una verdadera patada en el estómago. Aun así, quiero recalcar que es un género que disfruto como pocos, pero no puedo decir que esto sea así con el particular universo cinematográfico de Spider-Man que se ha montado Sony sin Spider-Man.
La primera película era divertida e interesante, y especialmente sus efectos visuales han logrado mantenerse bastante bien con el tiempo. Por otra parte, su secuela ya me pareció rizar demasiado el rizo, con una dinámica de personajes que resultaba incluso ridícula, además de un villano cuyas motivaciones eran inexistentes, todo para acabar en un climas soso y decepcionante.
Aun así, a pesar de todo esto, tenía cierto interés por el final de la trilogía. Había leído opiniones muy enfrentadas, aunque casi siempre señalando todos sus problemas relativamente evidentes, pero quería poder ofrecer mi verdadera opinión.
Ahora ya puedo decir que lo he visto, y a continuación ofreceré mi verdadera opinión sobre Venom: El último baile, también conocido como Venom 3, y que en mi opinión es la peor de las tres, aunque siga siendo bastante mejor que otras muchas películas recientes de este universo.
Bien pensado, mal ejecutado
Esta tercera película se sitúa después de los acontecimientos de Spider-Man: No Way Home, cuando Eddie Brock (y por supuesto Venom) son trasladados de vuelta a su universo original. Cuando llegan allí se encuentran que son criminales buscados, lo que los pone en verdaderos aprietos, pero este no es en absoluto el mayor de sus problemas, y es que Knull, el creador de los simbiontes, también los está buscando.
Podríamos decir que este es el punto de partida. Nuestro antihéroe es cada vez más un villano, o por lo menos a ojos del mundo, siendo buscados no solo por entidades terrenales, sino por uno de los seres más peligrosos de los cómics de Marvel. En este sentido, puedo decir que resulta interesante, y definitivamente un buen partida que se podría haber aprovechado bastante, pero que termina por convertirse en el esqueleto de una película que no sabe a donde quiere dirigirse. No es pretensiosa, eso sí puedo decir. Sabe lo que puede ofrecer, y aunque no lo haga de la mejor manera, lo cumple bastante, regalándonos una película que se siente como una lista de la compra.
Yendo por partes, tenemos a nuestro dúo protagonista, ya asentados, pero claramente todavía teniendo problemas en su relación, lo que se traduce en que más que una película de acción nos encontramos ante una comedia romántica de manual, con pinceladas de filme de aventura en la carretera clásico. Esto no es especialmente malo, pero la relación de Eddie con Venom es un tanto absurda, absolutamente plagada de comedia que no viene a cuento y realmente poco interesante.
Por supuesto, además de estos dos, contamos con un variado elenco de secundarios. Desde una familia completa que no aporta nada más que ser un alivio cómico por momentos, y el centro del drama en otros, hasta la señora Chen que como siempre hace acto de presencia, o un Knull que está totalmente desaprovechado. Soy consciente de que el director comentó que esta sería la carta de presentación del personaje, pero francamente me ha sabido a muy poco. Durante toda la película no se para de repetir que es una gran amenaza para todo el planeta, pero al final del día aparece en muy pocas ocasiones, sintiéndose como una amenaza distante, al estilo de Thanos en la primera película de los Vengadores. El problema en esta comparación es que en esta película había otro villano, y aquí tenemos a un Knull que actúa como principal antagonista, pero que únicamente puede hacer el mal a base de mandar a unos monstruos bastante feos.
Veo simbiontes por todas partes
Si hay algo que puedo darle a Venom: El último baile es que nos ha ofrecido una cantidad sinigual de simbiontes, culminando con unas escenas de acción finales que sí están a la altura y que me entretuvieron. Aun así, como cabría esperar con esta película, siempre a un gran pero, y es que en el tramo final se echa por la borda todo lo revelado sobre estos simbiontes, no solo en esta película en particular, sino en toda la trilogía en general.
Se supone que la unión de un simbionte con un humano no es algo especialmente sencillo. Tiene que haber una especie de compatibilidad que permita que la unión sea lo suficientemente buena como para que sea factible utilizar las habilidades del simbionte. Sí, esto se ha contradicho en algunas ocasiones por conveniencia del guion, especialmente en la primera película, pero en general esto eran contadas excepciones. En este caso, el final de Venom 3 se convierte en un festival de simbiontes peleando, uniéndose a huéspedes al azar y pudiendo dar lo mejor de si mismos.
Muchos pensarán que todo esto es sobrepensar demasiado respecto a esta trilogía, pero la verdad es que denota una escritura perezosa, algo que no es de extrañar viniendo de este universo cinematográfico. No solo el guion de Venom: El último baile está lleno de incongruencias y conveniencias, sino que la trilogía completa lo están.
Un envoltorio desigual
Ya hemos hablado de la saga en general, del guion de esta película y de cómo encaja en toda la trilogía y el universo en general, pero también es necesario que hablemos del envoltorio, y es que aquí podemos rascar algo más.
Por empezar por alguna parte, debo señalar que las actuaciones están a la altura. Dependerá mucho de qué personajes estemos hablando, pero en general todos dan la talla y ofrecen papeles convincentes, a pesar de que sus personajes no están escritos de la mejor manera. Especialmente destacaría la actuación de Tom Hardy como Eddie Brock, siendo este uno de los grandes puntos a favor de esta película y de la trilogía en general.
Además de esto, y para seguir con los puntos positivos, la banda sonora no es en absoluto un problema. Se amolda bastante bien a los momentos cómicos, de acción y dramáticos, mejorando bastante algunas de las escenas más indefendibles de esta película. Aun así, es necesario destacar que algunos efectos de sonido no estaban a la altura, e incluso pude detectar situaciones en la que el proceso de montaje no había sido el correcto en este apartado.
Por desgracia, el apartado visual es algo más difícil de defender. Venom: El último baile abusa mucho de los efectos generados por ordenador. Esto no es un problema per se, especialmente en este subgénero, pero la verdad es que en este caso no queda bien. Hay ciertas escenas, normalmente localizadas durante la primera mitad de la película, en las que es muy difícil notar los fallos en estos efectos. Aun así, en la batalla final encontré el caso contrario, por lo que parece que es un caso de falta de tiempo o de trabajo.
Conclusión
Venom: El último baile es una conclusión mediocre para una trilogía mediocre. No trata de ser mucho, pero aun así falla de varias maneras, terminando por romper las pocas expectativas que había sobre la misma. El resultado en general es un guion poco inspirados, personajes mediocres interpretados por actores entregados, y unos efectos visuales poco consistentes.
En general, estamos ante un filme poco interesante, y que se sitúa como una de las peores películas superhéroes de los años, probablemente solo superada por los momentos más bajos del UCM, y por prácticamente todas las demás películas de universo cinematográfico de Spider-Man.
Esta película ha sido reseñada gracias a una entrada de cine adquirida por el propio redactor.