El bucle lúdico del jugador
El ritmo de vida en los años en los que nos encontramos se está acelerando cada vez más. Ya no solo se acelera en el sentido de ir de un lado a otro como locos, del trabajo a casa, sino que hablo de una aceleración en el ámbito lúdico. Conforme avanzan los tiempos, la poliactividad se vuelve algo cada vez más presente en nuestras vidas. Ya no podemos ver una serie o película sin mirar cada dos segundos las redes sociales, o incluso (como es mi caso) jugar a un roguelike mientras veo series, documentales o cualquier producto audiovisual.
Por supuesto, recalcar que no todo el mundo padece de este «mal» moderno. A nivel personal, me es muy difícil jugar sin estar escuchando música o algún podcast. Me he dado cuenta de que tengo que forzar mi cerebro a concentrarme en jugar a un solo título, sin ningún estímulo añadido, poniéndome los cascos y aumentando el volumen por encima del video o música de forma progresiva hasta que logro pausarlo porque ya no lo estaba oyendo. En mi más sincera opinión, es algo triste. Triste porque, en muchas ocasiones, no prestamos atención a lo que estamos jugando y eso conlleva al problema principal que me gustaría tratar: vivir esperando al siguiente título.
La aceleración del tiempo lúdico
Como acabo de señalar, nuestra vida lúdica se encuentra acelerada y sobresaturada. Hay tal cantidad de películas, series, música y videojuegos por mes que somos incapaces, en su mayoría, de seguir el ritmo de las tendencias. Hay una situación que se repite año a año, mes tras mes. Un acontecimiento cíclico, que se torna, por momentos, en algo vacuo y carente de finalidad. El pasado año, 2021, salieron dos grandes juegos (grandísimos de hecho) de dos de las empresas más grandes del sector: Sony y Microsoft. Ratchet and Clanck: Rift Apart y Forza Horizon 5, ambos con un par de meses de diferencia.
Cuando las dos consolas de nueva generación (PS5 y Xbox Series X/S) salieron al mercado, y fueron anunciados los siguientes títulos que llegarían, tanto el nuevo Ratchet como Forza dieron mucho de que hablar. Fueron dos de los caballos de batalla principales de su año y un primer vistazo a las posibilidades de la nueva generación de consolas en cuanto a músculo gráfico. Se estuvo discutiendo en redes muchísimo (en el buen sentido) sobre si se verían así de bien, porque eran muy sorprendentes. Además, ya no solo por el apartado visual, sino por los videojuegos en sí, que cosechan una gran cantidad de fans a lo largo y ancho del globo. Estuvimos casi un año (o incluso más) hablando de dichos juegos, hasta que salieron al mercado.
Hay un gran problema cuando, un título, pierde relevancia tras el lanzamiento. Hay excepciones (sobre todo en el marco online por las constantes actualizaciones), pero en el cómputo global, los juegos dejan de ser relevantes un mes o dos después de salir al mercado. Algunos juegos se mantienen a flote gracias al apoyo de los fans, pero nada que ver con su lanzamiento. Claro, esto es lógico, porque cada mes hay juegos y no podemos estar prestándole la misma atención a un juego actual, a la sorpresa, que a un juego de culto de hace 20 años, por muy transgresor e importante que sea para la industria.
La pérdida de relevancia
Entonces, ¿a qué me refiero con que los juegos se olvidan tras el lanzamiento? A que es más importante, o más llamativo, o más visible dentro de las redes, la espera al siguiente juego, que los juegos que han salido. Lo importante no es el juego que acaba de salir muchas veces. Y sí, un juego de hace dos meses sigue siendo un juego actual, un juego reciente. He aquí el problema. Hemos acelerado tanto nuestro consumo de productos de entretenimiento que un mes del lanzamiento de una película o videojuego eres un raro si no lo has visto o disfrutado.
Se necesita consumir un producto antes de que pase de moda y, normalmente, esto sucede al mes del lanzamiento. Parece que algo pierde valor con el tiempo y, por eso, tendemos a pensar en la reducción del precio de los productos con el paso de los meses y años. Aunque yo esté de acuerdo que un juego de hace diez años no debe costar lo mismo que uno actual, aparte de por el coste de novedad, por la accesibilidad final del producto, es un claro reflejo de que la sociedad suele tender a quitarle valor a algo antiguo.
Por supuesto, y como he señalado con anterioridad, hay excepciones, porque, en cuanto a precio, los juegos retro han subido como la espuma, pero no en lo que es importante, que es la propia importancia del juego más allá del coleccionismo. Es más importante disfrutar de ese juego de hace 20 años que haberte gastado 200 euros para tenerlo en una vitrina durante años como si se tratase de un cuadro.
El disfrute por encima del coleccionismo
Creo y, según he estado reflexionando estas últimas semanas, que tenemos que apaciguar nuestras ansias por los siguientes juegos y pensar, ¿me compensa más jugar a Hellblade 2 el día de lanzamiento o pasarme ese juego que lleva años en mi estantería esperando a que termine de jugar a la novedad?. Considero que el volver la cabeza para mirar atrás y decir, «voy a jugar a System Shock en 2022» porque, aunque tengo juegos recientes, a veces, hay que dar espacio al disfrute por encima de las tendencias. Estas tendencias, per se, no son negativas, pero es cierto que dirigen mucho nuestro marco lúdico, nuestro tiempo libre.
Incluso, esto se ve reflejado cuando investigamos un poco las listas de trofeos y logros, que llega a deprimir un poco. La gran mayoría de las personas no llegan ni a terminar un videojuego. Y hablo de la mayoría porque, por norma general, el porcentaje de juegos terminados no suele llegar al 60%. Esto nos deja ver una idea de la tendencia general.
Hay que disfrutar de lo que ya está en el mercado y no estar siempre con los ojos puestos en el horizonte a la espera de la llegada de nuevos juegos. Los juegos antiguos, por ejemplo, son tan disfrutables como los de hoy en día. Muchos de ellos, por muy pasados de moda que estén, ofrecen cosas, experiencias, que son irrepetibles. Por ellos creo que tenemos que reflexionar a dónde nos lleva todo este consumo desmesurado y atender a la historia. Ser consciente del progreso y desarrollo de la industria, en mi opinión, es un requisito indispensable para todo amante de los videojuegos o cualquier otro medio artístico y lúdico, como pueden ser las series, el cine o la música.