El cine, las series y los videojuegos pueden llegar a infundir muchos sentimientos en las personas, y es el sentimiento que quiere infundir lo que define el tipo de película del que hablamos. Existen esos filmes que solo buscan hacer reír al espectador, y aunque no siempre consiguen hacerlo, son fieles a ese objetivo. Del mismo modo, desde siempre, hemos tenido productos que buscan hacer que el espectador sienta miedo, y es que aunque no podemos explicar totalmente por qué, el ser humano se siente atraído por las cosas que le hacen daño.
El problema viene cuando un género se acomoda, recurriendo siempre a los mismos tres elementos que le permiten funcionar, sin intentar aportar nada nuevo, terminando en que lo obra en cuestión no será recordada por nadie, estando destinadas al cajón de los meh. Esto pasa mucho con el terror, y no es que dependa del medio, ya que esto podemos verlo en cines, series, videojuegos e incluso en la literatura.
Los saltos de cámara, la música tenebrosa, y los sonidos muy fuertes suelen verse en cualquier obra del género, y prácticamente no podemos encontrar excepciones a esta regla. Sí, todo esto consigue que el usuario se sienta incómodo, de manera que parece que tiene miedo, pero no es así, solo tiene eso: inquietud. De esta manera, estamos asistiendo a una época en la que los recursos baratos, usados en obras de alto presupuesto, es lo que predomina en todas las industrias.
Aun así, existen varios ejemplos que nos dan algo de esperanza, y recientemente hemos podido ver el primer capítulo de una serie que necesita solo 2 escenas, sin ningún grito estridente ni movimiento de cámara sacados del mismísimo infierno, para conseguir que sintamos auténtico terror. Sí, hablamos de la serie de The Last of Us en HBO Max, y a continuación vamos a profundizar en esto.
Un inicio que conecta con la realidad
El principal problema del terror moderno es que se siente irreal. Cuando somos pequeños podemos llegar a creernos que un muñeco diabólico nos va a atacar, o incluso que un tipo disfrazado de fantasma va a venir a acuchillarnos, pero con los años esta época pasa. Sí, claro, existen obras que basan su terror en situaciones que se podrían dar en la vida real, como Black Phone, película estrenada en el 2022, pero, aun así, en muchas ocasiones, esto lo vemos como algo lejano y que nunca nos va a tocar de cerca.
Para hacer contraste, esta serie de The Last of Us empieza con una escena que consigue dar auténtico pavor, especialmente porque todos en nuestras mentes conectamos lo que se relataba allí con nuestra realidad. Evidentemente, lo que comento aquí puede considerarse spoiler (aunque todo esto ocurre al principio del primer episodio), por lo que si no lo habéis visto aún, tened cuidado. No necesitaron una canción tétrica, ni personajes gritando, ni siquiera una premisa aterradora, simplemente eran 2 epidemiólogos y un presentador de un programa de TV hablando sobre la posibilidad de una epidemia mundial.
Esos pocos minutos bastaron para hacernos conectar con el mundo de esta serie, incluso llegando a trasladarlo a nuestro mundo, y lo que podría pasar si todo lo que dice fuera una realidad. Nada en esa escena parece terrorífico a primera vista, pero es lo que dice, cómo lo expresa y lo que viene a querer decir, lo que consigue que sea uno de los momentos más terroríficos que he podido ver en ninguna obra de este género.
El terror en segundo plano (literalmente)
La segunda escena que tenemos que relatar es un poco más explícita en su intención de infundir terror, especialmente porque pasamos de las palabras, a lo que podemos denominar como el inicio del infierno que está por desatarse. Todavía no tenemos acción, y ni siquiera un grito ensordecedor, o un infectado como tal; simplemente vemos los primeros momentos y las primeras consecuencias que tiene el cordiceps en el ser humano.
Ni siquiera estamos hablando de una escena en primer plano, sino que todo ocurre mientras estamos viendo a Sarah, hija de Joel, buscar algo en una estantería en la casa de sus entrañables, en ese momento, al menos, vecinos. Ella no se percata de nada, porque tampoco es que sea nada extraño sin tener contexto, pero detrás podemos ver a un personaje teniendo espasmos, para luego soltar algún que otro grito ahogado, los cuales no se llegan apenas ni a percibir.
Todos los que jugamos los juegos sabemos lo que va a pasar e incluso aquellos que no lo hicieron probablemente también lo vieran venir, pero esta escena consigue poner al espectador sobre aviso de todo lo que va a pasar, a la vez que consigue infundir terror de una manera que pocas veces hemos experimentado muchos de nosotros.
El buen hacer en el terror
No podemos decir que nos encontremos en una buena época si hablemos de producciones de este tipo, y es que cada cierto tiempo recibimos una nueva película clónica de este estilo u otro videojuego que basa su supuesto terror en utilizar constantemente los supuestos jumpscares. Por esto, resulta tan reconfortante ver como esta serie de The Last of Us ha conseguido, en tan solo un episodio, y concretamente en dos escenas, sentar cátedra sobre cómo debe ser el buen uso de ciertos recursos para infundir terror.
No todo va de asustar, debes dar miedo, y de esto se olvidan muchas veces los directores. No todo en la vida es lanzar un grito al aire, ni zarandear la cámara como si tuvieras una abeja al lado, sino que existen recursos mucho más inteligentes para conseguir, ya no solo una sensación similar, sino una verdadera sensación de miedo, y esto es lo que buscamos cuando hablamos de una obra de terror.