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Final Fantasy y el problema de las franquicias

Final Fantasy, quizás es uno de esos nombres que provocan la sensación de prescindir de cualquier tipo de presentación. Creo que la saga está lo suficientemente instaurada en el subconsciente colectivo. Siempre que se  nombra una saga japonesa, o siquiera un juego que forme parte de la historia de la industria, este, sale a la luz. Cuando una saga como esta, carga a sus espaldas con 30 años de videojuegos y un total de 171 juegos en su haber, esto genera los mismos beneficios que problemas. Sin entrar a comentar de forma exhaustiva la cantidad casi enfermiza de títulos con el nombre «Final Fantasy», señalar que es de las sagas más completas en cuanto a variedad de géneros.

Muchas veces, cuando hablo con amigos, conocidos, familiares o incluso veo opiniones y artículos en internet y las redes, se tiene una idea de FF (para acortar) muy sesgada. Final Fantasy VII (1997) fue (y es) uno de los juegos más importantes de la historia de este medio cultural, y no es para menos, pues sentó muchas de las bases del juego moderno. Aunque nuestro medio carece de un «Ciudadano Kane«, por la naturaleza propia del medio, FF VII sería uno de estos «Ciudadano Kane».

Final Fantasy VII es uno de esos juegos que llegó para quedarse.

Es muy curiosa ver la evolución de la saga FF. Ahora Final Fantasy, aunque sigue manteniendo sus elementos de JRPG, ha tornado en juegos más enfocados en la acción a tiempo real, cosa que no ha convencido a todo el mundo (aunque a mí bastante, para qué engañaros). Final Fantasy había sido una saga predominantemente por turnos (al menos a lo que la saga numerada se refiere y obviaremos las dos entregas MMO, pues, a mí parecer, no entran dentro de la numeración realmente) hasta FF XIII.

Creo que un punto importante a la hora de abordar esta saga, al igual que otras muchas, es que la idea de que una saga (por ejemplo Dragon Quest) deba mantener una estética, tono, narrativa y jugabilidad, es una mera ilusión. Si bien es cierto que hay sagas que son extremadamente conservadoras, pero no hay una obligatoriedad implícita y esto es lo que parece ser el principal problema al abordar la saga desde que Square se unió a Enix. Una saga, muchas veces, debe evolucionar, y Final Fantasy es una de esas que desde sus comienzos ha estado cambiando. Al principio, como es normal y a causa de las limitaciones técnicas, había ciertos patrones (como el combate por turnos) que debían mantener. Con esto no quiero decir que la jugabilidad por turnos es uno de esos elementos característicos de las limitaciones técnicas, como lo fue la niebla en Silent Hill.

Final Fantasy XII fue el inicio del cambio dentro de la franquicia. Uniéndose a dos juegos dentro del mismo universo: Final Fantasy Tactis y Vagrant Story.

Enix cambió el enfoque de la compañía, eso por supuesto. Drakengard (2003) y Kingdom Hearts 2 (2005) fueron dos grandes ejemplos del cambio de enfoque dentro de la distribuidora y desarrolladora japonesa. El sistema por turnos ya estaba quedando atrás, opacados por títulos de acción como Devil May Cry que venían a cambiar el mercado. Por esto Square Enix decidió cambiar de rumbo hacia la acción, si bien ese cambio, como señalé antes, no vino hasta FFXIII, aunque la doceava entrega también tiene jugo del que sacar. Los cambios pueden ser para bien y para mal, ya depende de los gustos de cada cual, pero este se vio casi como una blasfemia para muchos de los fans de la franquicia.

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Aún hoy, oigo hablar sobre que «esto no es un Final Fantasy«, al igual que los comentarios de «esto no es un Resident Evil» hacia las dos últimas entregas numeradas de la franquicia de Capcom siguen sucediendo. La pregunta es… ¿Qué hace a una saga ser lo que es? ¿El tono de la obra? ¿Sus personajes? ¿La estética? ¿La música? Hay demasiadas formas de abordar una saga y una franquicia. Por ejemplo, en Final Fantasy XV, aún cambiando mucho de los aspectos jugables de los anteriores títulos, sigue manteniendo la «cosmogonía» y la fauna del «universo FF». En el caso de Final Fantasy VII Remake, mantiene los personajes, música y estética de una de las entregas, pero el enfoque, en cuanto a la jugabilidad y la historia, va por otras vertientes. Luego está el archiconocido «CAOS«, también llamado coloquialmente por su corto título «Stranger of Paradise: Final Fantasy Origins«. Este último ya ni siquiera lo desarrolla Square Enix, sino que se encuentra a cargo de Team Ninja, también conocidos por Ninja Gaiden y Nioh.

Final Fantasy XV quizás no gozó del mejor lanzamiento de la franquicia, pero si ha sabido ganarse a muchos fans.

Estas tres vertientes conforman tres maneras de abordar la misma saga. Desde una evolución a una revisión a una reinterpretación total.  FF Origins es una especie de «remake/reboot» del primer Final Fantasy. Esta vez enfocado a un juego de acción tipo «souls» con tintes de «loot-game» característico de Diablo, la saga de Blizzard, (cosa que ya vimos en Nioh). ¿Es peor? ¿Es mejor? Yo pienso que es distinto.

Me gusta que las cosas no se mantengan siempre igual. No quiero un mundo donde dentro de 40 años sigan llegando nuevas entregas de Nathan Drake con andador. Me gusta que las cosas evolucionen, cambien y se transformen. Por ese motivo Resident Evil 7 y Village me parecen interesantes. Estos cogen una fórmula y, aún manteniendo ciertos elementos para que la esencia de la saga siga intacta, hacen una reformulación de la franquicia. Esto ya pasó con Resident Evil 4, y no por ello es menos «Resident Evil».

Final Fantasy VII Remake es la perfecta muestra de que, dentro de la acción total, hay cabida a la estrategia.

Todavía nos queda por ver la nueva entrega de la saga, Final Fantasy XVI, que, sin lugar a duda, vendrá cargada de críticas. No porque el juego vaya a ser bueno ni malo, eso es irrelevante. Las críticas vendrían porque el director de la jugabilidad del juego es el que fue encargado de la jugabilidad de Devil May Cry 5. Esto hace que la decimosexta entrega de la franquicia sea un paso más dentro de la categoría de la acción.

Es difícil muchas veces mantener este tipo de conversaciones sin caer en fanatismos hoy en día (prácticamente con cualquier tema). Sin duda, creo que es algo sobre lo que debemos reflexionar. Los cambios están bien y siempre va a haber un Final Fantasy más clásico (aunque cambie de nombre y se haga llamar Octopath Traveler). Quizás hay demasiadas personas que, por ver un cambio en su saga de confianza, ya reniegan de ella. Aunque se pierda lo que podría ser una buena entrega. No mejor que las anteriores, sino una fantasía diferente.

Ángel Lostes

Un músico sin beneficio que escribe textos en sus ratos libres para paliar ciertos momentos de crisis existencial.

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