La producción de consolas de última generación ha sido afectada negativamente por la crisis global de producción de microchips, aunque Nintendo no se vio tan afectada como sus competidoras, tenía sus propios problemas con otra crisis productiva, la de los semiconductores. Según comentaba Shuntaro Furukawa, el director de Nintendo, en una entrevista para el medio Nikkei, la previsión de ventas será la misma que en 2021.
En sus propias palabras, «en cuanto a nuestra previsión de ventas de 21 millones de unidades para el año fiscal hasta marzo de 2023, solo tenemos claras las perspectivas de producción para este año. Más allá, las cosas son inciertas». Además, ha mencionado el aumento sustancial de los costes de envío de la consola híbrida: «No cabe duda de que han aumentado los costes de envío, no solo por vía aérea, sino también por vía marítima. Estamos pensando qué podemos hacer«. También comentó que la Nintendo Switch OLED, si es comparada con Switch Lite o la Switch normal, es su consola menos rentable.
En cuanto a este problema económico, Furukawa declaraba que desde Nintendo se estaban aprovechando de la debilidad del yen en el extranjero para su beneficio: «La debilidad del yen puede considerarse un beneficio para Nintendo, ya que una gran parte de nuestras ventas procede del extranjero. Estamos haciendo más compras de inventario en moneda extranjera para contrarrestarlo».
Pese a mencionar este incremento de costes, Furukawa ha dejado claro que no subirán el precio de Nintendo Switch en Japón y que no planean lanzar nuevo hardware hasta que se finalice el año fiscal actual, el día 31 de marzo de 2023.
